Efecto llamada

El Correo, 13-03-2011

Las cifras de afiliación a la Seguridad Social en el País Vasco desvelan el hecho, solo aparentemente paradójico, de que la inscripción de trabajadores extranjeros creció mientras disminuía la de autóctonos. El mejor comportamiento de la economía vasca con respecto a la tónica general de España atrajo a nuestra comunidad a una población flotante que había perdido en otras regiones su empleo o la esperanza de encontrarlo, sobre todo como consecuencia del desplome de la construcción. La hostelería ha sustituido al ladrillo – también en Euskadi – como el gran caladero de empleos para estos nuevos inmigrantes, mayoritariamente sudamericanos y que aprovechan en su favor una gran movilidad geográfica y funcional y la disposición a aceptar ocupaciones poco atractivas para la población local. La inmigración no puede ser vista en sí como un problema, aunque ocasione poblemas, especialmente cuando el flujo de inmigrantes desborda la oferta de trabajo. Pero es un impulso que con carácter universal empuja a los seres humanos a buscar una vida mejor allá donde puedan hallarla. Euskadi debe felicitarse de que es su relativa prosperidad, en medio de una devastadora crisis, el auténtico ‘efecto llamada’ y cualquier tentación xenófoba sería inaceptable.

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