Euskadi es la única comunidad en la que crece el empleo de los inmigrantes

El Correo, JOSÉ LUIS GALENDE j.l.galende@diario-elcorreo.com, 13-03-2011

Mientras los inmigrantes se suman al calvario de la destrucción de empleo en el conjunto de España, donde el paro ha escalado a máximos históricos, Euskadi es la única comunidad en la que crece a buen ritmo su afiliación a la Seguridad Social. En el último año, los extranjeros ocupados han aumentado en 1.356 en el País Vasco al llegar a 51.200, según datos correspondientes a enero. Esa cifra contrasta con los 3.607 autóctonos que perdieron su puesto en ese periodo por la dureza de la crisis.

En el conjunto de España, 37.100 personas procedentes del exterior se han visto expulsadas del mercado laboral en esos doce meses; una tendencia a la baja generalizada en las demás comunidades autónomas, con la excepción de Extremadura, donde la cifra se mantuvo estable con un insignificante repunte del 0,1%. Los trabajadores llegados de otros países se sitúan así en 1.777.567, el número más reducido en seis años por el desplome de la actividad.

Euskadi se ha convertido en uno de los destinos prioritarios para los inmigrantes . Su presencia se ha multiplicado por seis en una década, hasta sumar 139.229 empadronados, el 6,4% de la población, la mitad de la media nacional. Pero su peso en el mercado laboral – el 2,88% del total – es todavía muy escaso. Antes de que estallara la crisis, les atraían las favorables condiciones de trabajo que ofrece el País Vasco – en especial, sus salarios – , una comunidad alejada de sus tradicionales rutas de empleo. Poco a poco comenzaron a desembarcar en sectores con ocupaciones penosas, donde era fácil hacerse hueco en aquella época de ‘vacas gordas’. Con el paro desbocado, siguen llegando – en gran medida, de otras comunidades más tocadas por el hundimiento del ‘ladrillo’ – gracias al ‘efecto llamada’ que representa el mejor comportamiento del empleo en Vizcaya, Álava y Guipúzcoa, donde es más fácil encontrar un trabajo que en otras zonas de España.

Su capacidad de adaptación a una economía en horas bajas y su gran movilidad geográfica y funcional les permiten sortear los peores efectos de la crisis y aumentar su ocupación cuando el conjunto del sistema pierde afiliados. En el último año, la afiliación ha caído en Euskadi en 2.250 personas al situarse en 923.500.

Sustitución de personas

El colectivo de extranjeros inmigrantes en el País Vasco tiene una gran versatilidad. Pero esa facultad no parece ser consecuencia de actos voluntarios de sus miembros, sino de la sustitución de sus componentes. En un solo año se han producido fuertes cambios en el grupo de no comunitarios afiliados a la Seguridad Social. Los colombianos siguen siendo la primera nacionalidad, pero sus miembros han bajado el 7%, para quedarse en 5.138. En cambio, los procedentes de Bolivia se han disparado un 35% y pasan a ser la segunda fuerza laboral de fuera de la UE – 4.400 cotizantes – gracias en buena parte a su trabajo de empleados de hogar.

También han aumentado su presencia marroquíes, chinos y paraguayos – estos últimos, un 33% – , mientras que la han reducido ecuatorianos, peruanos y argentinos.

Entre los cotizantes al sistema procedentes de la Unión Europea, que no necesitan permiso de trabajo, se da una mayor estabilidad, si se exceptúa el caso de rumanos y portugueses. El último año ha servido para que los rumanos se hayan convertido en la primera colonia extranjera en Euskadi, con 5.778 afiliados a la Seguridad Social, tras crecer un 6%; posición que han arrebatado a los lusos, que han perdido el 15% de sus efectivos y mantienen a duras penas el segundo puesto, por delante de los bolivianos.

En el caso de estos trabajadores ibéricos hay que tener en cuenta la presencia en la construcción de cientos de empleados que viajan cada dos semanas a su lugar de residencia y que están dados de alta a la Seguridad Social de su país al pertenecer a empresas ubicadas allí.

El régimen de empleados de hogar se ha convertido en una de las principales vías para la legalización de extranjeros no comunitarios, que cotizan hasta lograr el permiso de trabajo definitivo. Prueba de ello es que solo 557 ciudadanos de la UE están encuadrados en ese apartado frente a los 7.790 de los países ajenos a la Unión, una cifra en alza como consecuencia de la crisis.

La construcción cae en picado

Sea porque cambian de trabajo o porque son diferentes individuos los que se afilian, también en la ocupación se han producido importantes novedades dentro del colectivo en Euskadi. Si hubiera que resumir los cambios en muy pocas palabras, podría decirse que los inmigrantes pasan de la construcción a la hostelería, aunque en la mayor parte de los sectores crece su presencia de la mano del incremento general.

Desde el año pasado, es la hostelería el trabajo más ocupado por los inmigrantes . Algo más de uno de cada cinco afiliados a la Seguridad Social están encuadrados en ese sector. Por el contrario, la construcción cae en picado y, aunque ocupa la segunda posición, con un 16% – 5.500 trabajadores – , está ocho puntos por debajo de su participación de hace tres años, en el comienzo de la crisis, y 3,2 puntos menos que hace solo doce meses.

La presencia en la industria – tercer destino de los trabajadores extranjeros – se mantiene en el 13,5% y 4.582 afiliados. Destaca también su trabajo en el comercio y reparación de vehículos a motor, donde están ubicados el 13,3%, 0,7 puntos más que hace un año.

La capacidad de adaptación se ha reflejado también en el régimen en que cotizan. En plena destrucción de empleo autónomo, el número de extranjeros afiliados a este apartado de la Seguridad Social ha crecido el 3%, hasta 6.301. El alza se ha producido también en el régimen de empleados de hogar y, de forma muy moderada, en el del mar, mientras ha bajado en el agrario.

Pero, pese a su acceso al mercado laboral, el de los inmigrantes continúa siendo un segmento de población dramáticamente castigado por el paro. Los 18.151 inscritos en las oficinas de empleo al finalizar enero suponen una tasa de paro de en torno al 25%, lo que duplica sobradamente la media de Euskadi.

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