Mujeres Unidas ante la adversidad

Una asociación agrupa en San Sebastián a las mujeres inmigrantes que están solas. Orientan a las mujeres inmigrantes en temas laborales, de formación profesional y de extranjería

Diario Vasco, ALETXU PEÑA, 11-03-2011

Cada vez es más frecuente ver por las calles de la ciudad a mujeres de otros países, sobre todo suramericanos, atendiendo a nuestros mayores. Ellas, gracias a su trabajo, suponen un inestimable soporte para muchas familias donostiarras por medio de su atención a personas mayores enfermas o con distintos grados de minusvalías físicas. Ellas realizan un trabajo que no todos quieren hacer. Ellas han llegado a San Sebastián, dejando a la familia al otro lado del mar Atlántico, con el ánimo de encontrar una oportunidad y poder enviar parte de lo que aquí puedan ahorrar a su país para pagar unos abusivos intereses por el crédito bancario de una humilde vivienda. Ellas han llegado a San Sebastián solas y en esta ciudad, no muy hospitalaria para las personas inmigrantes , se han sentido solas.
Este era el panorama en que se encontraban las mujeres inmigrantes a su llegada a San Sebastián. Una de ellas, la boliviana llamada Inés, vino a Donostia desde Bilbao, donde había vivido varios años, tiempo en el que le sirvió para conocer la situación de los emigrantes y comprobar cómo se desenvolvían en una ciudad muy lejana de la suya. En la ciudad del Nervión conoció distintas asociaciones que se preocupaban por personas como ella que habían llegado en busca de una oportunidad.
Al trasladarse Inés a San Sebastián se encontró con una ciudad más hermética por el carácter cerrado de sus habitantes y en la que personas como ella estaban solas, sin ninguna amistad a la que contar sus penurias o sus historias.
Inés contactó en nuestra ciudad con otras mujeres de países suramericanos y hablaron entre ellas de esta problemática que era común a todas ellas. Inés les contó su experiencia a su paso por Bilbao y fue a partir de ese momento cuando emprendieron entre tres o cuatro amigas el proyecto de crear una asociación que sirviese de punto de encuentro de todas las mujeres que tuviesen la necesidad de salir de ese aislamiento, que en la mayoría de los casos suponía estar las horas libres en casa viendo a todas horas la televisión.
Una puerta abierta
En 2008 empiezan a llamar a todas las puertas y en una de ellas, la de la parroquia del Carmelo, en Amara, les ceden el uso de un local en la calle Toribio Alzaga (detrás de Arcco) para las tardes de los sábados. Esto era de entrada suficiente para iniciar el proyecto de crear una asociación de mujeres , «donde los hombres son bienvenidos», ya que no se podían permitir alquilar ningún local. Convocaron una asamblea, a la que acudieron unas quince personas, y entre todas toman la decisión de ir adelante con la iniciativa. Es en febrero de 2009 cuando se crea oficialmente la Asociación Mujeres del Mundo Unidas, por estas emprendedoras mujeres de distintos países del mundo, y también del País Vasco.
La asociación no tiene como función dar trabajo a nadie sino orientar a quien lo demande de cómo tratar de encontrarlo. «Tenemos una base de datos y podemos orientar a quien nos lo pida de las posibilidades de ir a tal o a cual sitio para demandar un trabajo», explica Inés.
Las personas que recalan en la asociación van variando continuamente en función de las oportunidades laborales que van encontrando las mujeres que llegaron en su día a San Sebastián y que han visto cambiar muchas situaciones hasta tener que abandonar la ciudad por diferentes motivos.
Además, desde la Asociación Mujeres del Mundo Unidas se ofrece un servicio de orientación para el estudio. «Cuando la gente está muy sola, triste y sin trabajo les decimos que no pueden estar sin hacer nada. Les recomendamos que aprovechen la oportunidad de realizar cursos gratuitos, como pueden ser clases de Internet, inscribirse en las Epas para terminar los estudios de secundaria, apuntarse a cursos de capacitación sobre violencia, educación sexual, de hostelería, etcétera», apunta Inés, pero siempre «dependiendo del interés de la gente, porque aquí llegan perssonas con títulos universitarios o gente sin título que está muy capacitada para realizar cursos de hostelería o de pastelería».
En la Asociación se les orienta con el fin de ayudar a todo el que llame a esta puerta y siempre hay disposición para echar una mano a toda persona que les solicita cualquier cosa.
Los peores trabajos
Cuando llegan a la ciudad, y su situación es ilegal al carecer de contrato de trabajo, no les queda más que acceder a los peores trabajos que se puedan ofertar, explica Inés, que cuenta que lo más frecuente es encontrar algo relacionado con el cuidado de las personas mayores o de limpieza de las viviendas particulares.
A las demandantes de empleo se les dirige a varias direcciones de lugares que regentan monjas donde les puede encontrar algún trabajo eventual. El centro de María Inmaculada, en Gros; el colegio de San José la calle Prim; en Cáritas de la Parte Vieja, o en el convento de las Siervas de María, en la calle San Martín, son los lugares donde estas personas inmigrantes pueden ver provisionalmente solucionada su primera penuria, la de encontrar un alojamiento y un posible empleo.
Charlas y fiestas
Al margen de estos dos aspectos, el laboral y el de formación, las mujeres de la asociación celebran periódicas reuniones, los sábados de 18 a 20 horas, para programar distintas actividades que repercutan en el grupo. Son habituales las charlas orientadas en torno a temas relacionados con la extranjería, para lo cual acude a disertar sobre el tema un técnico conocedor de este asunto, o sobre la violencia de género, o temas relacionados con la salud sexual y reproductiva.
También hay lugar en la asociación para festejar los cumpleaños de las asociadas. Se hacen dos fiestas, una en cada semestre, y se festejan los cumpleaños en función de haber nacido de enero a junio o de julio a fin de año. Como en cada país se celebra el día de la madre en distintas fechas, la asociación festeja este acontecimiento en una jornada única para todas, y este año será el sábado 15 de mayo, donde no faltarán las suculencias gastronómicas que de cada país preparen estas mujeres que han encontrado en esta asociación su nexo de unión ante las adversidades que se les presentan en esta vida.
Y al estar algunas de estas mujeres integradas en la sociedad donostiarra, ya se les vio el pasado 21 de diciembre, vender txistorra el día de Santo Tomás en la plaza de Gipuzkoa, participar en el mercadillo de Donostitruk de la plaza Easo, o elaborar pintxos de sus países se origen cuando se los encargan para la inauguración de algún local.

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