CARTAS AL DIRECTOR

Crónicas desde La Arboleda

Deia, Javier Sagastagoitia, 11-03-2011

Con fecha 4 de marzo de 2011, tuve la ocasión de ver en ETB – 2 el largo documental sobre la historia de la floreciente minería del hierro, en Bizkaia, (1880) que supuso una masiva importación de mano de obra, desde las zonas más deprimidas de Burgos, Logroño, Soria o Galicia.

Al margen del tufillo marxista del análisis, uno de los historiadores del reportaje trató a Sabino Arana como “racista e inspirador del movimiento vasco contra los maquetos” que llegaban al duro infierno de las minas de Gallarta.

Es cierto que a nadie que se identifique hoy en día con lo español, le gustará leer los escritos irónicos y mordaces de Sabino Arana. Pero, un analista serio tendrá que interpretarlos en el contexto histórico en el que tuvo que vivir Sabino Arana.

Cánovas del Castillo (1876) elimina definitivamente todo el Ordenamiento jurídico Foral de los territorios vascos. Entre otras cosas, se imponen los maestros nacionales, los funcionarios y los jueces. La industrialización de Bizkaia aceleró este proceso de desnacionalización vasca. Se duplicó la población de Bilbao, se triplicó la de Barakaldo y se multiplicó por nueve la del pueblo de Sestao. Como era lógico, los inmigrantes no sólo traían sus maletas sino su cultura, su ideología y sus formas de vivir.

Sabino Arana, viendo amenazadas las señas de identidad de aquel mundo vasco, cerrado y arcaico, reaccionó como suele reaccionar el sistema inmunitario del organismo humano: defendiéndose frente a determinados antígenos o sustancias extrañas que le invaden. Ningún analista serio etiquetará los escritos de Sabino Arana como racistas sino como hispanófobos u hostiles a la política uniformadora del centralismo español.

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