NACIERON en Latinoamérica, África, Europa del Este o Asia y comparten pupitre en las aulas de Secundaria de colegios e institutos con escolares navarros. Algunos llegaron a la Comunidad foral siendo muy pequeños y han cursado aquí buena parte de la Primaria. Otros acaban de “aterrizar”, apenas conocen el español y dicen sentirse “perdidos”. Este curso están matriculados en los cuatro cursos de la ESO (12 – 16 años) más de 3.
500 alumnos extranjeros, el 30% de los escolares inmigrantes. Un estudio del Defensor del Pueblo, publicado recientemente con datos de otro informe de la UPNA, analizaba la situación de estos escolares. Ocho estudiantes de 3º y 4º de ESO (15 – 16 años) nacidos en cuatro continentes ponen voz y rostro a las cifras y porcentajes.

Desde Infantil

Daniela Jurado Crespo, colombiana de 17 años, apenas recuerda cómo era su vida en el país andino. En 1999, con 5 años, llegó desde Medellín con sus padres y la familia se instaló en Pamplona. “Empecé Infantil en el CP Iturrama y allí estudié hasta terminar la Primaria”, cuenta esta joven que ahora cursa 4º de ESO en el colegio Santa Catalina Labouré (en la calle Abejeras) y vive en Beriáin. “Repetí 1º de ESO pero no por ser extranjera. No se me dan bien las Matemáticas”, confiesa. Ahora confía en aprobar todas las asignaturas el próximo junio y poder cursar una FP de Grado Medio de Auxiliar de Enfermería. “Sólo he vuelto a Colombia alguna vez de vacaciones. Ya casi no tengo familia allí”.

También lleva la mitad de su vida en Pamplona el ecuatoriano Cristian Güichay Ramón, nacido en Loja hace 16 años. Con 8 se trasladó con sus padres a Navarra y comenzó sus estudios también en Santa Catalina. “Antes vivíamos en La Milagrosa y ahora nos hemos cambiado a Sarriguren”. Se confiesa un “buen estudiante” amante de las Matemáticas y la Física y sueña con estudiar Arquitectura. “Juego al fútbol en el Anaitasuna y tengo amigos españoles y extranjeros”.

Las que tuvieron más dificultades al llegar a Pamplona fueron sus compañeras de clase Valeria Lezáun Froloba, ucraniana y Katrin Serguey Andreeva, búlgara. Las dos tienen 16 años y llegaron al colegio con 8, en 3º de Primaria. “No sabíamos nada de español. Una profesora del colegio nos ayudó a aprender el idioma”, cuentan. Valeria Lezáun Froloba, vecina de San Jorge, llegó a Pamplona con su abuela para reunirse con su madre que ya trabaja aquí. “Mi madre se ha casado con un navarro y ahora tengo un hermano. Mis padres me ayudaron con el idioma. Lo aprendí rápido aunque tuve que repetir 5º de Primaria”, dice Valeria, que prevé estudiar Enfermería o Nutrición. Su compañera no necesitó repetir curso. “Me encantan los idiomas y tengo facilidad para aprenderlos. Sólo he suspendido Matemáticas”, apunta Katrin, que espera estudiar Bachillerato de Humanidades.

Amigos extranjeros

La mayoría de los escolares reconoce tener amigos de “todas partes”, aunque algunos prefieren relacionarse con los extranjeros. “Son más abiertos y tenemos más asuntos en común”, apunta Juan Manuel Ferrufino Rojas, boliviano de 15 años y alumno de 4º de ESO en el IES Plaza de la Cruz. Y eso que él vive aquí desde hace 8 años. “No he repetido ningún curso y me gustaría estudiar Medicina”, apunta este joven que vive con su madre en Iturrama. Una de sus amigas es Yulia Dzheyhanova Garbeva, búlgara de 15 años. “En mi tiempo libre me gusta salir con mis amigos”. Yulia llegó a Pamplona hace tres años y habla perfectamente el español, que aprendió con una profesora del instituto Plaza de la Cruz. Dentro de tres años le gustaría hacer Economía.

Sionara Vásquez Ynga, peruana de 15 años, aprueba casi todas las materias, aunque las Matemáticas se le resisten. “Me gusta más salir con amigos de Colombia y Ecuador porque tengo más cosas en común”, dice, aunque lleva en Pamplona desde 2005. El que acaba de llegar hace tres meses es Thierno Barry, nacido en Guinea Conakry hace 16 años. “He empezado el instituto hace quince días. Lo estoy pasando mal porque no hablo español. Me han dicho que tendré que repetir. Cuando termine de estudiar quiero trabajar como mecánico”, dice este joven que vive con sus padres y un hermano en Beriáin.