«Me voy a apartar un tiempo; me la pueden meter por ser amigo tuyo»

Las últimas grabaciones telefónicas indicarían que el guardia civil acusado en el juicio de explotación sexual se sentía perseguido

El Correo, E. A. M., 23-02-2011

La indisposición a media mañana de una de las magistradas provocó ayer la suspensión de la segunda jornada del juicio que se celebra en la Audiencia Provincial contra nueve personas por delitos de explotación sexual de inmigrantes en dos clubes de alterne de La Rioja y un tercero en Guadalajara. Así, tras haber testificado siete de lo acusados el pasado lunes, ayer sólo dio tiempo a que Fiscalía reprodujera las últimas escuchas referentes a R. P. S. R., el guardia civil encausado supuestamente por pasar información a los acusados; y las primeras de M. Z., la ciudadana rusa que supuestamente traía mujeres de Europa del Este para ejercer la prostitución.
Cabe recordar que todos los acusados preguntados el lunes por estas escuchas telefónicas, dijeron no ver reconocida su voz en esas conversaciones, que por otro lado la defensa pide sean declaradas nulas, por las irregularidades que entiende se produjeron cuando fueron tomadas, dentro de una investigación de Asuntos Internos de la Guardia Civil en 2005.
La vista arrancó con la reproducción de otras siete de esas conversaciones telefónicas, en este caso las supuestamente mantenidas entre el guardia civil acusado y M. A. M., también acusado en calidad de responsable de la sociedad que controlaba los clubes de alterne implicados (aunque él negó el lunes tener vinculación con dicha sociedad). En ellas, R. P. S. R. se mostraría «agobiado» y «acojonado» en diferentes ocasiones, al sentirse perseguido.
En una de las conversaciones, le dice a M. A. M. que «en San Mateo no me voy a mover en toda la semana de casa, no voy a ningún lado, no voy a pisar ese sitio ni para tomarme un agua». En otra, le confirma que se va apartar un tiempo y señala: «Los hijos de p… me la pueden meter por ser amigo tuyo». En otras conversaciones distintas, el agente facilitaría identidades de vehículos, y también denotaría conocer a alguna de las prostitutas.
Antes de la suspensión del juicio, se reprodujeron otra decena de conversaciones de M. Z. con otras mujeres, mantenidas en idioma ruso. En ellas se trataban detalles sobre visados y demás papeleos para que esas mujeres vinieran a España, aunque en ningún momento se hablaba de prostitución.

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