«En España hay un techo de cristal para las mujeres»
El Correo, , 12-02-2011A simple vista, parece mentira que Shirin Ebadi sea la bestia negra del régimen de Ahmadineyad. Discreta, de mirada sincera y gesto cercano, esta mujer menuda tampoco tiene la pose de un Premio Nobel, si es que existe. Sin embargo, su inquebrantable lucha por los derechos humanos, y en especial los de las mujeres y los niños, le ha llevado a ser repudiada y amenazada por la República Islámica de Irán, a la que un día apoyó con vehemencia. La Nobel de la Paz de 2003 recaló ayer en Bilbao para asistir a la jornada ‘Construyendo igualdad de género’.
- ¿Cómo es posible la desigualdad de género en Occidente?
- Occidente reconoce la igualdad entre hombres y mujeres. Sin embargo, el trabajo doble que tienen las mujeres fuera y dentro de casa no les permite aprovechar todas las oportunidades que se les brindan. Por eso el número de hombres que ocupan altos cargos es mayor que el de mujeres. Aquí, en España, sólo tenéis tres rectoras en las Universidades y nunca habéis tenido una presidenta de Gobierno. Parece que existe un techo de cristal para las mujeres españolas que no se ve, pero existe.
- Uno de los problemas más graves que sufre España es la violencia de género. ¿Cómo una sociedad avanzada puede padecer esta lacra?
- La violencia doméstica viene de la cultura, mientras que los avances tienen que ver con el desarrollo de un país. Desafortunadamente, ese progreso no ha ido de la mano de un avance cultural.
- En el mundo árabe la situación es peor. ¿El islam excluye a las mujeres?
- No. La exclusión no tiene nada que ver con la religión. Si eso fuera verdad, los países no musulmanes tendrían una situación mucho mejor para las mujeres. Y no es así. Sólo hay que ver el trato que se nos da en China o en la India. El problema tiene su raíz en la cultura patriarcal. Se recurre a tópicos machistas como que la mujer es psicológicamente menos estable para discriminarla.
- ¿Por eso a usted la apartaron de la judicatura?
- No. A mí me dijeron que no podía juzgar por el Islám, por una mala interpretación de la religión. Pero el problema no es la creencia, sino la persona que la interpreta. Por eso las sociedades deben ser seculares.
- ¿La revolución que viven Túnez y Egipto mejorará la situación de las mujeres en estos países?
- Creo que sí. Especialmente en Túnez, donde cuentan con una sociedad civil muy importante.
Los dos extremos
- Recogió en 2003 el Premio Nobel sin velo y hoy viene con la cabeza descubierta. Parece clara su posición sobre el ‘hiyab’…
- Es una elección que hay que dejar a las mujeres. Los países islámicos obligan al velo y, en el otro extremo, Alemania y Francia lo quitan de manera violenta. ¿Por qué no dejáis que las mujeres se pongan y se quiten lo que quieran?
- En España no se ha permitido a algunas niñas a acudir a clase con el velo islámico…
- Estoy en contra de que a una persona se le prive de recibir educación por llevar puesto un velo. Esa mentalidad viene de la ignorancia.
- Usted vive en el exilio. ¿Por qué no puede volver a Irán?
- Antes de celebrarse las últimas elecciones, salí porque había sido invitada por España a un acto. Pero a la hora de volver, el país no era como yo lo había dejado. Habían matado a personas en la calle, más de mil habían sido detenidas. Desde entonces no he vuelto.
- Le han amenazado de muerte…
- Pero no sólo eso. Para poder callarme, el Gobierno iraní detuvo a mi hermana y mi marido. Confiscaron todas nuestras propiedades. Y me han dejado claro que, esté donde esté, me van a encontrar. Pero no me van a callar.
- ¿Ni siquiera un Nobel puede protegerle de Ahmadineyad?
- (Ríe). Si ese premio me hubiera traído algo bueno, ya lo habría hecho. Sólo sé que hace dos años que no veo a mi marido.
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