La localidad gerundense de Salt ha vivido el fin de semana más agitado de su historia. Tras dos intensas noches de actos vandálicos, con enfrentamientos entre policías, persecuciones y destrozos en el mobiliario urbano, las autoridades locales ordenaron ayer reforzar la seguridad en las calles. El saldo de los disturbios no es desdeñable: tres detenidos y doce vehículos calcinados.
Aunque aún se investigan los hechos, lo más probable es que el origen del conflicto fueran las heridas que sufrió un joven magrebí la pasada semana cuando cayó accidentalmente de un inmueble mientras intentaba huir de la policía tras intentar robar una motocicleta.
Todo empezó el viernes cuando un grupo de personas se concentraron ante las dependencias de la policía local de Salt para protestar por las heridas sufridas por el joven, que se encuentra en la UCI. Agentes y manifestantes se enfrentaron durante la protesta y tres de los concentrados fueron detenidos, dos de ellos menores de edad. Apenas 24 horas después, en la madrugada de ayer, unos desconocidos calcinaron cinco turismos y siete motocicletas. La alcaldesa de Salt, Iolanda Pineda, aseguró ayer que los actos vandálicos no quedarán sin respuesta. En declaraciones a los medios, Pineda anunció que se incrementará la presencia de policías en Salt y calificó los incidentes de «muy graves».
Con este episodio de violencia, Salt reabre la herida entre autóctonos e inmigrantes que se produjo a comienzos de 2010 en la localidad.
En los enfrentamientos de febrero del año pasado, también se produjeron destrozos en mobiliario urbano y se tuvo que suspender un pleno municipal.