Marine Le Pen lanza al FN a la"conquista del poder"
La nueva líder de la extrema derecha francesa busca ampliar su base electoral
La Vanguardia, , 17-01-2011LLUÍS URÍA – París. Corresponsal
Bruno Gollnisch, el rival de Marine Le Pen, acepta su derrota y descarta una posible escisión
El poder… Con Jean-Marie Le Pen al mando del Frente Nacional (FN), el poder era el adversario que combatir. Y el movimiento de extrema derecha que contribuyó a fundar en 1972, la punta de lanza de la contestación. Con su hija Marine, que ayer asumió el liderazgo de la ultraderecha nacionalista francesa, el poder se ha convertido en un objetivo y el partido, en un instrumento para alcanzarlo. El relevo de Jean-Marie Le Pen, de 82 años, por su hija, de 42, en la presidencia del FN va a marcar un antes y un después. Marine Le Pen, más joven y más moderna, va a introducir nuevos modos y maneras en el viejo partido de extrema derecha, sin por ello variar un ápice sus ideas. Pero, sobre todo, va a insuflarle una nueva ambición.
La “conquista del poder” fue una idea recurrente en el primer discurso pronunciado por Marine Le Pen al asumir la presidencia del partido. La palabra misma – “el poder”-se fue repitiendo con calculada obsesión. “Queridos amigos, de este momento datará la irresistible ascensión de nuestro movimiento hacia el poder”, clamó la nueva presidenta del FN ante los 2.000 delegados del congreso del partido reunidos en Tours, para remachar el clavo instantes después: “Ahora hay que hacer del Frente Nacional un instrumento para recobrar el poder de las manos de quienes han arrastrado nuestro bello país hasta aquí”. “El instrumento más potente – añadió-y más eficaz posible, en nuestra estrategia de conquista del poder”.
Este renovado FN parece a salvo, en principio, del virus de la disidencia que le ha atacado históricamente.
El rival de Marine Le Pen en la lucha por la presidencia, Bruno Gollnicsh – que con el 32,3% de los votos se quedó muy por detrás de la hija del fundador, que obtuvo el 67,6%-,aceptó ayer su derrota y confirmó su intención de seguir en el partido. No hay, pues, escisión a la vista.
Vestida con un austero traje de chaqueta gris oscuro, la media melena rubia recogida en una coleta y un maquillaje mínimo, Marine Le Pen quiso ofrecer ayer una imagen de sobriedad y cierto conservadurismo. Un gesto, sin duda, dirigido a apaciguar la desconfianza del sector más ultra del partido, que ve con suspicacia a una mujer de costumbres demasiado abiertas – divorciada dos veces, es una defensora del aborto y de la laicidad-.
Marine Le Pen no mira hacia atrás, sino hacia delante. Y sobre todo hacia los lados, hacia esos países europeos, como Holanda o Suiza, donde la extrema derecha muestra una renovada pujanza. El propio FN parece en clara vía ascendente: tras el fiasco de las elecciones legislativas del 2007 – obtuvo sólo el 4,2% de los votos-,las regionales del 2010 – con el 11,4%-trajeron la recuperación, de la que las cantonales del próximo mes de marzo serán un termómetro. Marine Le Pen ya está en campaña.
La nueva presidenta del FN pretende ampliar el abanico del electorado tradicional del partido, añadiendo a sus demonios de siempre – la inmigración, la inseguridad, el “monstruo europeísta”-un nuevo acento en la condena del islamismo y un ataque contra las élites políticas y los privilegios económicos. El presidente Nicolas Sarkozy, a quien no citó por su nombre, recibió una enorme puya, al ser tratado de “agente de una cantante de éxito declinante”, en una abierta y maliciosa alusión a Carla Bruni.
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