Marine Le Pen sustituirá a su padre como rostro de la ultraderecha gala
Jean-Marie se despide de la dirección del Frente Nacional criticando la inmigración
Deia, , 16-01-2011París. La extrema derecha francesa cambia de líder este fin de semana. Ante el anuncio de la retirada de su fundador, Jean – Marie Le Pen, de 82 años, el Frente Nacional (FN) está reunido para elegir a su nuevo presidente, que también será el candidato del partido a las elecciones presidenciales de 2012. El nombramiento se realizará hoy, pero la prensa gala se encargó ayer de dar el nombre de la elegida: Marine Le Pen, la hija del histórico líder xenófobo. Ya ayer se presentó ante sus seguidores como la vencedora frente a su único rival, Bruno Gollnisch, de 60 años.
La victoria se ha presentado como una pequeña sorpresa, a pesar de que Le Pen había optado por su hija y ella misma había hecho campaña como la candidata del cambio. Se presenta como la cara amable del partido y parece que las encuestas están de su parte: según los sondeos, cerca de un 17% de los franceses apoyaría al FN en las elecciones presidenciales del próximo año. Nacida como Marion Le Pen el 5 de agosto de 1968, pero más conocida como Marine, se describe a sí misma como alguien a contracorriente e intenta así empatizar con aquellos franceses que se sienten desencantados con la política. Sin embargo, estuvo metida siempre en ella. A los 18 años entró en el Frente Nacional y por un tiempo dirigió las juventudes de la formación. En 2002 entró por primera vez en el Parlamento y, en las elecciones de 2007, dirigió la campaña presidencial de su padre. En aquel momento perdieron algunos votos, situándose en el cuarto puesto, con un 11% de los sufragios, un ligero revés después del sorprendente ascenso de 2002, cuando alcanzaron un 17% y disputaron a Jacques Chirac la segunda vuelta.
Pero Marine está convencida de que con ella al frente del partido se podría producir una sorpresa el año que viene, con el apoyo de las mujeres y de los jóvenes. Ciertamente, su imagen es más suave que la de su padre, antiguo paramilitar, soldado de la Legión Extranjera, odiado por una generación de inmigrantes y con múltiples condenas por asalto y racismo. Marine, por el contrario, aparece en las entrevistas de televisión como una mujer educada y refinada, puesto que intenta evitar siempre la retórica neofascista articulada por su padre, quien destacó por perlas como que el holocausto fue sólo “un detalle” de la Historia o que había demasiados negros en la selección francesa de fútbol. Pero a pesar de esa especie de nuevo envoltorio, los analistas ven en ella un vástago de la vieja escuela.
Ayer, durante su despedida de la dirección del FN, Le Pen volvió a culpar a la inmigración, al islamismo y a la “dejadez” de la actual clase política francesa de la “decadencia” que, a su juicio, atraviesa el país desde las últimas décadas. En un discurso ante sus militantes, el controvertido político consideró que el FN es el único garante de los valores de la República que tiene capacidad de devolverle a Francia su gloria de antaño.
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