Reportaje

La retórica del odio pasa factura

La Voz de Galicia, Victoria Toro | Corresponsal, 11-01-2011

Todos los dedos apuntan al Tea Party de Sarah Palin como el instigador de la masacre de Tucson por su campaña contra Obama que inflamó el debate político

Todos los dedos apuntan al Tea Party de Sarah Palin como el instigador de la masacre de Tucson por su campaña contra Obama que inflamó el debate político

La policía y el FBI ya están convencidos de que el único implicado en el tiroteo de Tucson contra la congresista demócrata Gabrielle Giffords fue Jared Lee Loughner. Pero aunque no hay duda de que este joven fue el autor material de los tiros, otra cosa es qué se esconde detrás de su decisión. Y en este punto, Estados Unidos vive un auténtico clima de acusaciones, debate, y en ciertos casos, algo parecido al arrepentimiento.

Tras el tiroteo, los progresistas acusaron a los conservadores de usar una «retórica envenenada» en sus luchas políticas. Y el sheriff demócrata de la circunscripción a la que representa Giffords y uno de los que lleva la investigación sobre el tiroteo hizo el domingo unas afirmaciones que han dado la vuelta al país. «La retórica del odio, de la desconfianza al Gobierno, de la paranoia impacta en la gente? Tal vez sean libertad de expresión, pero tienen consecuencias», afirmó Clarence Dupnik.

La mayoría de los dedos acusadores han señalado hacia el mismo sitio: Sarah Palin y su mapa de dianas. La ex candidata a la vicepresidencia publicó en su web durante las elecciones de noviembre un mapa de candidatos demócratas a derrotar. Y a cada uno de ellos los señaló con una diana. Uno de esos candidatos a batir era Gabrielle Giffords. Palin no ha hecho ningún comentario al respecto, aunque ha emitido un comunicado para presentar sus «sinceras condolencias a las víctimas».

Comprobar su militancia

Una buena muestra de cuál es la situación en la que se encuentra el Tea Party ante estas acusaciones es que lo primero que hicieron sus miembros de Arizona fue comprobar si Jared Lee Loughner pertenecía al grupo o había tenido contacto con él. Pero aunque aseguran que el pistolero no militaba en sus filas, las acusaciones contra su forma de hacer política no se han detenido.

Y es que realmente el ambiente político estadounidense está enrarecido. Primero fue la victoria de Barack Obama, que ya provocó una oleada de ataques verbales racistas. Pero las cosas se dispararon cuando el presidente impulsó la reforma sanitaria. En el 2009 se popularizaron las reuniones políticas tanto de defensores como de detractores de esta ley. En esas reuniones comenzaron a oírse, cada vez más, declaraciones subidas de tono. Los conservadores acusaron directamente a Obama de organizar «paneles de la muerte» para los ancianos. Y a partir de ahí el tono de la disputa solo aumentó: se le acusó de ser musulmán y apareció en carteles con el bigote de Hitler. La ascensión del movimiento ultraconservador fue meteórica.

Los miembros del Tea Party se refieren frecuentemente en sus discursos a extrañas conspiraciones del Gobierno para someter a los ciudadanos y, a pesar de que un buen número de ellos se han convertido en congresistas, mantienen una postura contraria a los que llaman «la gente de Washington», a los que acusan de traidores y corruptos.

La reciente campaña electoral fue una muestra de esos discursos cargados de odio. Y en los últimos meses han sido miembros del Tea Party o personajes cercanos a él, como el comentarista de la Fox Glenn Beck, los que han protagonizado las declaraciones más ofensivas. Este último asegura que Obama y sus colaboradores son marxistas, que el presidente es racista, que tiene «problemas con los blancos» y que su política solo busca compensar a los negros por la esclavitud, pero «por la puerta de atrás».

Permisivo con las armas

Pero además, es que el tiroteo ha tenido lugar en Arizona, que es el estado más permisivo en cuanto a las armas y ha vivido en los últimos meses la convulsión de la aprobación de la ley que criminaliza a los inmigrantes irregulares. Y allí la campaña electoral adquirió un tono durísimo. Un ejemplo es el de la contrincante de Giffords al escaño de la Cámara de Representantes, la ex marine Jesse Kelly. Este miembro del Tea Party organizó, como acto de campaña, una reunión para disparar con fusiles automáticos M – 16. Y la convocatoria a este acto decía: «Ayuda a apartar a Gabrielle Giffords de su cargo. Ven a disparar un fusil M – 16 con Kelly».

Unido al debate sobre si la retórica política ha llegado demasiado lejos, el país asiste a la sorprendente discusión sobre si Loughner es extremista de derechas o de izquierdas. Que entre sus lecturas favoritas estuvieran el Manifiesto comunista de Marx, y Engels y el libro de Hitler Mi lucha ha dado argumentos a todos para lanzarse el pistolero a la cabeza.

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