CONMOCION EN EEUU. LA REPERCUSION POLITICA

Los demócratas culpan de la violencia al Tea Party

Los republicanos condenan el ataque a Giffords y piden que no se vincule la acción de un perturbado con grupos políticos

El Mundo, , 10-01-2011

El tiroteo de Arizona ha conmocionado Estados Unidos y ha tenido ya un fortísimo impacto en Washington. El número dos de los demócratas en el Senado, Dick Durbin, acusó ayer veladamente al Tea Party y a Sarah Palin de contribuir a la «retórica tóxica» que alimentó el atentado contra la congresista Gabrielle Giffords.

«No quiero apuntar con el dedo ni hacer una conexión directa», advirtió Durbin, que recordó sin embargo la consigna usada por Palin – «Don’t retreat, reload» -para instigar a los conservadores a «no retirarse y recargar» (las armas), al tiempo que marcaba con una mirilla telescópica los 20 objetivos «republicanos», incluido el distrito electoral de la demócrata Giffords.

«El discurso político nunca debería invitar a la violencia», recalcó Durbin. «Llegados a este punto, necesitamos preguntarnos: ¿Cómo ha llegado este hombre a empuñar ese arma?».

El republicano Lamar Alexander, en declaraciones a la CNN, no tardó en replicar a las acusaciones y en pedir a los demócratas que no vinculen «las acciones de una persona perturbada» con ningún grupo político.

El tiroteo, en cualquier caso, ha servido de momento para alterar drásticamente la dinámica política en Washington. Las banderas del Capitolio ondearon ayer a media asta. El presidente Obama calificó el tiroteo como «tragedia nacional» e invitó a los norteamericanos a sumarse hoy a un minuto de silencio en señal de «unidad nacional».

El nuevo presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, anunció la suspensión cautelar de las votaciones previstas para esta semana, incluido el «rechazo» de la reforma sanitaria de Obama, anunciado a bombo y platillo hace apenas una semana.

En un breve comunicado desde Ohio, Boehner declaró que «el ataque contra uno es un ataque con todos». El líder republicano advirtió sin embargo que «ningún acto, por odioso que sea, debe detenernos a la hora de cumplir con nuestro deber».

Por su parte, la portavoz de la nueva minoría demócrata en la Cámara Baja, Nancy Pelosi, se refirió al atentado contra Giffords como «una tragedia nacional», aunque evitó darle una lectura política.

En Arizona, sin embargo, el tiroteo desató las pasiones políticas contenidas durante los últimos meses en el estado del sureste, epicentro de la batalla contra la inmigración ilegal y uno de los «puntos calientes» del Tea Party en las recientes elecciones parlamentarias, en las que Giffords tuvo que emplearse a fondo contra su rival ultraconservador Jesse Kelly.

La congresista herida llegó a advertir personalmente en plena campaña electoral a Sarah Palin, tras su incendiaria y metafórica llamada a las «armas»… «Cuando la gente hace eso, tiene que darse cuenta de que esas acciones pueden tener consecuencias».

El sheriff del distrito de Pima, Clarence Dupnik, amigo personal de la congresista herida, fue el primero en cargar las tintas políticas a las pocas horas del tiroteo: «La gente como yo está muy enfadada con lo que está pasando en el país, y creo que es el momento de examinar cómo el odio está inflamando todo lo que está ocurriendo»,

«La gente desequilibrada responde así cuando la virulencia viene de ciertas bocas que hablan de derribar el Gobierno», declaró Dupnik, en su primera conferencia de prensa tras el incidente. «La ira, el odio y el fanatismo en este país son ya excesivos. Y por desgracia Arizona se ha convertido en la capital. Somos la meca de los prejuicios y del odio».

El congresista demócrata Raúl Grijalva, que ha sufrido amenazas y ataques a pedradas contra su oficina por oponerse a la ley de inmigración de Arizona, lanzó también ayer su dedo acusador contra la derecha en declaraciones a la revista MotherJones: «Cuando avivamos las llamas e insultamos a los cargos electos en los actos públicos, estamos convirtiéndoles en carne de cañón. Hay gente que está alimentando este monstruo y propagando el odio, la ira y la división. Algunos en la extrema derecha han convertido la ‘demonización’ de los cargos electos en su absoluta prioridad».

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