Canarias / INMIGRACIÓN

Un informe de la Guardia Civil ve «negligencia» en la llegada de pateras

Un informe de la Guardia Civil ve «negligencia» en la llegada de pateras

ABC, B. SAGASTUME / LAS PALMAS DE GRAN CANARIA, 30-12-2010

La seguidilla de llegadas de pateras a Lanzarote durante la segunda mitad de este año, tras un período particularmente tranquilo en esta materia, podría dar lugar a sanciones en los agentes de la Guardia Civil que operan el sistema de radar SIVE. Se trataría de la primera vez en que se explica la llegada de embarcaciones clandestinas a través de una supuesta «negligencia» de los operadores del sistema. Un informe interno al que ha tenido acceso ABC lleva las cosas más lejos aun y llega no solo a responsabilizar a los operadores por la llegada en concreto de una patera —la del 18 de agosto pasado—, sino que cae en una peligrosa asociación de ideas, al mencionar como antecedente similar la tragedia de Los Cocoteros, que en febrero de 2009 se cobró la vida de 25 inmigrantes clandestinos frente a la costa lanzaroteña.
En el medio de un cruce de informes, órdenes desde la órbita política y protestas públicas desde las asociaciones profesionales aparece la figura de la delegada del Gobierno, Carolina Darias, principal motivadora de los expedientes internos de sanción, un caso único en la historia del Instituo Armado, ya que nunca antes se había intentado tomar medidas disciplinarias por la llegada de una patera.
Ni comer ni beber
Todo comenzó con la llegada de una patera a las costas conejeras el 18 de agosto pasado, poco después del mediodía. La embarcación no fue detectada por el Sistema Integrado de Vigilancia Exterior (SIVE). Al día siguiente, el capitán de la Compañía de Lanzarote impone la prohibición de comer y beber al personal del SIVE, algo que denunció a los pocos días la Asociación Unificada de la Guardia Civil (AUGC). La reacción de Darias fue negar dicha prohibición, el día 25, lo que provocó que desde la AUGC se pidiera, por negar la existencia de una orden que era real, la inmediata dimisión de la delegada, ya que «ni dirige ni coordina» las fuerzas de seguridad en las Islas.
Mientras tanto, se abría una información reservada —que suele preceder un expediente disciplinario— por haberse colado esa patera el día 18, en la zona de Playa Quemada. Se trataba de la séptima que llegaba sin ser advertida por el sistema de vigilancia de la isla.
En los expedientes disciplinarios, sin embargo, aparecen algunas incongruencias, ya que dos de esos informes, según ha podido comprobar este periódico, no se ponen de acuerdo en calificar o no de falta grave la conducta de los efectivos que operaban el sistema el día de la llegada de la patera. El primer informe, firmado por el capitán de la compañía de Costa Teguise, no entra en mayores precisiones técnicas sobre el seguimiento o no de la patera, aunque sí dice que los guardias no utilizaron la cámara una vez que el radar encontró un eco. En ese punto difiere de un segundo informe, elaborado por quien le suplantó a los pocos días, que da cuenta con mayor detalle del seguimiento que el sistema hizo del eco aquel día a partir de las dos de la tarde, y agrega que sí se utilizaron las tres cámaras ubicadas en Haría, aunque al haber pasado ya 72 horas del hecho, no se puede recuperar la grabación.
Cabe aclarar que en el primer informe, el capitán de Costa Teguise insiste en el uso de la palabra «negligencia» a la hora de referirse al comportamiento de quienes estaban en la sala de pantallas el día en que llegó la patera, y que a renglón seguido agrega que esta dejadez «puede dar lugar a múltiples ilícitos penales, así como la pérdida de vidas humanas, como ocurrió en febrero de 2009 en la playa de Los Cocoteros».
Deficiencias del sistema
El SIVE ha demostrado no ser infalible en la detección de embarcaciones clandestinas, a lo que se suma el hecho de que en repetidas ocasiones se ha denunciado la escasa formación con que cuentan los efectivos que se encuentran a cargo. Todo ello sin contar con que no cubre del todo la costa más expuesta de la isla (de lo que se informa por separado).
La llegada de la patera del 18 de agosto ha causado mucho más escozor del habitual, ya que desde la Delegación del Gobierno se interpretó como una deslealtad la presunta ocultación de información sobre la manera en que trabajan los agentes. Ante ello, se ordenaron medidas disciplinarias, lo que no hizo más que agravar el problema, ya que en la lógica de los efectivos de la Benemérita no cabe una sanción por el hecho de que llegue una patera sin ser detectada, algo que escapa a la voluntad y al cometido de las funciones de vigilancia de la costa. Sería, en definitiva, como si a los guardias destinados al tráfico se les expedientase por haberse producido un accidente cerca de donde estaban haciendo un control.

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