Tras dos décadas de crecimiento casi ininterrumpido, las cifras de población de Vila – real descienden ligeramente, siguiendo una tendencia decreciente que se viene observando desde el año 2008, momento en el que el crecimiento demográfico de la ciudad pasó de los aproximadamente 1.000 habitantes más, que se registraban cada año desde 2002, a 579 en 2008 y 359 en 2009.

Así, la localidad de la Plana Baixa comenzará el año 2011 con 423 vecinos menos, un hecho que el concejal de Estadística, Juan Luís Fabregat, achaca a que «ahora se ha llevado a cabo una regularización de ciudadanos que, aunque aparecían como residentes en Vila – real, ya no viven aquí, lo que también repercute en las cifras finales».

Una «estabilización en el número de vecinos», en palabras del concejal, que se relaciona con factores como el descenso de la natalidad en la población y, cómo no, con la situación económica del país que afecta, especialmente, a las poblaciones del llamado triángulo azulejero. Y es que, con el cierre o paralización de muchas empresas y el incremento de la tasa de paro, son muchos los inmigrantes que residían en Vila – real que han decidido regresar a sus países de origen.

De este modo, tras una década en la que la población de la localidad ha aumentado en 8.821 habitantes, triplicando las cifras de la década anterior (con 2871 habitantes), y en la que el crecimiento se contaba por cientos y no miles, ahora se retoma la tendencia de los 90 y la población pasa de estancarse a disminuir.

Sin embargo, no hay mal que por bien no venga, y en el Consistorio no están muy preocupados por estos datos, según Fabregat. «Tener crecimiento es bueno, pero también que se pare de vez en cuando, porque da tiempo a adaptar los servicios», señaló. Y eso en una población que en 2009 anunció un PGOU (Plan General de Ordenación Urbana) para 100.000 habitantes y que, ya en la actualidad, experimenta un gran desarrollo urbanístico.