Mata a su ex de un tiro en la cabeza y se suicida
El Correo, , 17-12-2010Dos detonaciones secas, casi seguidas, y a continuación los ladridos nerviosos de los perros que habitan en las viviendas de la principal avenida del barrio de San Roque, en Badajoz. Nadia Sabir, marroquí de 44 años, se desplomaba herida de muerte después de recibir un balazo en la cabeza de su ex marido, Juan Rey, de 59, quien a continuación se pegó otro tiro en la sien junto a la ventana de la escalera común del edificio donde había residido antes de separarse y desde donde se precipitó al vacío, seguramente ya sin vida.
Todo ocurrió sobre las nueve y media de la mañana. A esa hora se quedó huérfana una niña de 9 años que su madre acababa de dejar en el colegio unos minutos antes. Al regresar Nadia a casa, su ex pareja, Juan ‘El Moro’, como le conocían en el barrio, estaba esperándola en el rellano de la escalera pese a que tenía una orden de alejamiento desde hacía meses, aunque el riesgo de un posible ataque había sido atenuado en septiembre. No se sabe muy bien por qué. Su caso era conocido por las autoridades. Le habían retirado su permiso de armas cuando se supo que poseía una escopeta, pero ayer Juan Rey perpetró el crimen con una pistola que los agentes intentan averiguar dónde la consiguió.
Entre Nadia y su ex pareja ya se habían registrado varias riñas subidas de tono, según contaban algunos vecinos, que describían a la madre como una mujer «tranquila y discreta», decía María Victoria Fernández, que vive en el quinto piso, justo encima de donde ocurrió el crimen y posterior suicidio. «Yo creí que estaban arreglando una puerta porque se oyeron varios ruidos, pero no me imaginaba lo que ha pasado».
En la acera de enfrente, a pocos metros, hay una tienda regentada por ciudadanos marroquíes que llegaron a Badajoz en el año 2000. Entonces Nadia ya vivía allí, explicaba Nora, una de las dueñas que conocía bien a la víctima pues son compatriotas y ambas tienen hijas de la misma edad en el mismo colegio. Era una «una persona reservada y amable», explicaba. Nadia se ganaba la vida limpiando casas y llevando niños de conocidas al colegio.
Hasta Bilbao
En el Bar Los Gemelos, justo debajo del domicilio de la víctima, tanto el dueño como algunos clientes conocían al asesino, que solía tomarse allí algunas cervezas. Tenía dos hijos de una anterior relación y vivía a poca distancia de la casa de Nadia. Juan ‘El Moro’ era apodado así tanto por sus rasgos árabes como por su matrimonio con una musulmana y por su interés por el país marroquí, a donde solían viajar juntos en verano. Según José Sánchez, vecino de la zona, que había cruzado algunas palabras con el asesino en alguna ocasión, era de un pueblo de la provincia, había emigrado varias veces a otras capitales españolas, entre ellas Bilbao, le gustaba la pesca y no tenía trabajo estable. El último que se le conoció era como jardinero a través de la bolsa de empleo municipal.
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