EL DRAMA DE LA INMIGRACIÓN

Al menos 27 muertos al intentar llegar al «paraíso australiano»

Un naufragio que se produjo frente a las costas de Christmas Island, un territorio australiano cercano a Indonesia, segó ayer al menos la vida de 27 personas, dejando en evidencia las penosas condiciones en las que miles de asiáticos intentan dejar atrás las dramáticas situaciones en las que viven en sus países de origen. Australia ha endurecido en los últimos años su política de asilo, tanto con gobiernos conservadores como laboristas.

Gara, , 16-12-2010

Amy COOPES (AFP) | SYDNEY

Al menos 27 inmigrantes, entre ellos varios niños, perecieron ayer tras el naufragio de una embarcación cerca de Christmas Island, ante los ojos de los aterrorizados habitantes de esta isla del noroeste de Australia [a pesar de ser un territorio australiano, Christmas Island se encuentra a 2.600 kilómetros de Perth y a tan sólo 360 de la capital indonesia, Yakarta].

Se contaron 42 supervivientes, indicó la Policía de Aduanas y de Protección de Fronteras en un comunicado, en el que ayer por la tarde precisaba que las operaciones de búsqueda continuaban. «Pero, desgraciadamente, las primeras informaciones dicen también que se han recuperado ya 27 cadáveres», según la misma fuente.

Los pasajeros serían de nacionalidad iraní e iraquí, según abogados especializados en la defensa de demandantes de asilo en Australia.

La tragedia se desarrolló a la vista de los habitantes de Christmas Island, algunos de los cuales acudieron a los acantilados ante los que rompía un mar embravecido. «Había niños en el mar. Uno de ellos era muy pequeño, vestido con un chaleco salvavidas, flotaba con la cabeza hundida en el agua, visiblemente muerto», declaró Simon Prince, un habitante de la isla, a la televisión Sky News. «Es algo que no podré olvidar», afirmó.

Los habitantes de Christmas Island dijeron que se despertaron al amanecer por los lamentos que llegaban del mar. Lanzaron al agua chalecos salvavidas, pero el viento los devolvía sin cesar a la orilla. A continuación, formaron una cadena humana para lanzar cuerdas.

«Pudimos oír los gritos», declaró llorando Ingrid Avery a Radio Melbourne. «Gritos, gritos, podía escuchar los gritos de los niños», recordó. Otro de los testigos, Phillip Stewart, afirmó que vio cómo se ahogaba la gente entre los restos de la embarcación, golpeada por un mar embravecido contra un acantilado de la isla.

«Hemos visto ahogarse a la gente. Desgraciadamente, el agua los lanzaba contra las rocas», declaró este testigo a Sky News. En esta isla «el shock y el horror ha sido total», aseguró.

La primera ministra australiana, Julia Gillard, anuló sus vacaciones y declaró que «el objetivo del Gobierno y su absoluta prioridad en estos momentos son las tareas de rescate, la recuperación de los cuerpos y los cuidados que haya que prestar a las personas heridas».

Según los testigos, la embarcación estaba repleta de pasajeros, mayoritariamente familias, y parecían enfermos, tumbados sobre el puente, mientras el buque navegaba a la deriva antes de estrellarse contra las rocas.

«Las olas golpearon al barco contra las rocas, rompiéndose, y lanzando a la gente a la deriva», declaró a France Presse Kamar Ismail, uno de los responsables administrativos de la isla.

Según Ismail, los habitantes de Christmas Island intentaron acudir en ayuda de los náufragos, pero el mar, muy agitado, convertía en inútiles estos esfuerzos.

Michael Foster, otro habitante de la isla, declaró que los servicios de socorro hicieron todo lo posible pero que las condiciones eran demasiado adversas.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)