DANIEL UTRILLA / Moscú
Corresponsal
El extremismo xenófobo se paseó
ayer por el centro de Moscú, donde
la policía practicó más de 1.200 detenciones
entre jóvenes ultranacionalistas
y de origen caucásico que
se retan y citan por internet en manifestaciones
no autorizadas.
Tres mil efectivos de la policía y
de las OMON (fuerzas antidisturbios)
fueron desplegados en la capital
rusa, donde detuvieron a cientos
de jóvenes radicales de uno y otro
signo, a los que incautaron armas de
todos los colores. Según informó Viktor
Biriukov, portavoz de la policía
de Moscú, algunos de los detenidos
llevaban pistolas, navajas, puñales,
armas de electrochoque, porras o aerosoles
«que tenían la intención de
utilizar».
«Toda persona que se presente
en Moscú con un arma y tenga la
intención de participar en concentraciones
ilegales será inmediatamente
detenido y llevado ante la
Justicia», previno la policía.
Los ánimos extremistas se desataron
tras la muerte en Moscú, el
pasado 6 de diciembre, de un seguidor
de club Spartak, en el transcurso
de una trifulca con jóvenes
caucásicos. El sábado pasado unos
5.000 manifestantes ultranacionalistas
se reunieron en la céntrica
Plaza Manezh, donde lanzaron
consignas xenófobas («Moscú para
los moscovitas»), desenfundaron
ademanes nazis, atacaron a personas
de origen caucásico y protagonizaron
choques con policía. Una
treintena de personas resultó herida
y 66 fueron detenidas.
El grueso de las 1.200 detenciones
se produjo ayer en los alrededores
de la estación Kievskaya,
donde a las cuatro de la tarde se
dieron cita cientos de jóvenes caucásicos
para protestar por los ataques
ultranacionalistas. El moderno
centro comercial Europevski,
adjunto a la estación, fue cerrado.
Algunos grupos de jóvenes ultranacionalistas
hicieron acto de presencia
junto a la estación Kievskaya,
pero fueron aplacados y detenidos
por la policía, que logró
impedir choques masivos entre los
dos bandos. Al menos medio centenar
de personas fueron detenidas
en la boca de metro de la estación
Smolenskaya, anexa a la de Kievskaya,
cuya salida fue cerrada por
la policía.
Según una fuente policial citada
por la agencia Interfax, radicales
de ultraderecha propinaron una
paliza a un jóven caucásico en un
tren de cercanías cerca de Moscú.
Al menos 30 personas sufrieron algún
daño en incidentes y linchamientos
de tipo interétnico, informó
la agencia RIA Novosti.
Los accesos a la Plaza Roja y la
adyacente Plaza Manezh fueron
cortados a última hora de la tarde
para evitar que se convirtieran en
eventuales campos de batalla entre
los grupos rivales, que se tientan y
marcan el terreno en el centro de
Moscú. «La situación en la ciudad
está normalizada y casi totalmente
bajo control de las fuerzas del orden
», informó anoche la policía, que
escoltó a los inmigrantes que trabajan
en las obras del hotelMoskva al
término de la jornada laboral.
La movilización policial se extendió
a otras estaciones de metro, como
la Tretiakovskaya, marcada en
el mapa por algunos blogueros como
posible punto de encuentro y
escenario de choques racistas.
Acostumbrada a las exiguas manifestaciones
de la dispar oposición,
la policía rusa se vio desbordada
el sábado por un fenómeno
de extremismo racista mucho más
imprevisible y difícil de contener,
azuzado por hinchas radicales de
fútbol. «Los actos que atizan el odio
racial, nacional o religioso son particularmente
peligrosos y amenazan
la estabilidad del Estado», dijo
el lunes el presidente ruso, Dimitri
Medvedev, que tachó los incidentes
del sábado en la PlazaManezh como
«pogromos». El diario opositor
Novaya Gazeta abrió su edición de
esta semana con un elocuente titular:
«Nazismo bajo las murallas del
Kremlin».
La Fiscalía rusa ya ha abierto 11
causas penales por vandalismo
contra jóvenes nacionalistas que el
sábado atacaron a caucásicos y
centroasiáticos en las inmediaciones
de la PlazaManezh.
La policía detuvo ayer unas 60
personas en San Petersburgo, escenario
de frecuentes episodios de
violencia racista contra inmigrantes
y extranjeros, especialmente de
raza negra, de origen caucásico o
centroasiático.