La pequeña Happiness (Felicidad) no quiso esperar a llegar a tierra, y nació cuando su madre aún estaba en una patera en el Mediterráneo. Tanto la niña como la madre, originaria de Nigeria, están bien en un centro sanitario de Motril (Granada). Con ellas llegaron otras seis embarazadas de entre 28 y 32 semanas y cinco niños, alguno de meses y el mayor de cinco años.
El insólito nacimiento ocurrió el domingo por la noche. La embarcación, en la que viajaban 36 subsaharianos y que había salido de Tánger a primera hora de la mañana, encalló en la isla de Alborán (a 50 millas de las costas de Almería), no se sabe aún si por una avería o quizá por el fuerte viento, y quedó aislada. La mujer, primeriza y por el susto, se puso de parto dentro de la patera, y dos de sus compañeras ejercieron de improvisadas matronas.

Los militares destacados en la zona fueron los primeros en llegar y rescatarlos, uno a uno, por el acantilado hasta ponerlos a salvo en una playa. Y se percataron de que el bebé, que estaba en brazos de su padre, aterido de frío y mojado, tenía el cordón umbilical colgando.

Durante las dos horas de travesía hasta el puerto de Motril, un guardia civil llevó a la niña pegada a su cuerpo para que entrara en calor y mantenerla con vida. «Cuando lloraba, me tranquilizaba», explicó emocionado. Ya en tierra, la madre, aún confusa y muy débil, apenas era capaz de preguntar desde la camilla por su hija ante las caras de sorpresa de los agentes. «Esto parecía una guardería con tanto chiquillo», describían los efectivos de Salvamento Marítimo, una situación inusual en las pateras que desafían el Estrecho. El último caso fue en septiembre de 2009, cuando se interceptó en Cádiz una embarcación con seis ocupantes, todos menores de 12 años.