The Guardian / EL MUNDO

El terrorista suicida que atentó en Estocolmo el pasado sábado fue expulsado por ser extremista de la mezquita británica a la que acudía. Taimour Abdulwahab al Abdaly, responsable de atentar con un coche bomba en la capital sueca antes de matarse a sí mismo con un artefacto atado a su cuerpo, acudía al Centro Islámico de Luton, donde los líderes de la mezquita expresaron su preocupación por sus puntos de vista extremos.

Abdaly fue estudiante en la Universidad de Bedfordshire en Luton entre 2001 y 2004, y permaneció en la ciudad después de graduarse. Qadeer Baksh, director del Centro Islámico de Luton, dijo que Abdaly se presentó en la mezquita durante el Ramadán de 2006 o 2007. De forma inmediata causó impresión entre los fieles por su carácter alegre y chispeante, pero pronto se enfrentó con todos por sus opiniones.

«Desafiábamos su actitud filosófica hacia la yihad», afirma Baksh, «y se enfadó tanto que se marchó. Estaba apoyando y haciendo propaganda de esas bases incorrectas [del islam], así que tuve que intervenir». Añade que Abdaly creía que los estudiantes de islam estaban «en el bolsillo del Gobierno» y propuso «una yihad física». Baksh dice que pensó que debía hablar con Abdaly sobre posturas más moderadas pero el joven sueco-iraquí volvía una y otra vez con más discusiones. «No tengo ni idea de porqué llegó hasta donde llegó. Pensé que cuando estallaba era porque estaba enfadado conmigo. Pero luego escuché que se dedicaba a criticar la mezquita en la universidad y a mí particularmente. Decía que estábamos en el bolsillo del Gobierno y que trabajábamos para Arabia Saudí. Intentaba difamar nuestro honor».

A pesar de los encontronazos, Baksh dice que cree que no le correspondía a él informar a la policía o a los servicios secretos sobre Abdaly. «Seguir a esa gente es el trabajo de la policía, de los servicios de inteligencia, no el nuestro. No puedes informar sobre cualquier musulmán con opiniones extremistas. Muchos musulmanes que tenían visiones extremas en el pasado ahora se han convertido en buenos musulmanes».

El secretario del Centro Islámico, Farasat Latif, añade que si hubieran temido en algún momento que esta persona pudiera ser un terrorista potencial «cualquier musulmán en su sano juicio hubiera informado sobre él».

Mientras, ayer, la policía británica pasó la jornada buscando una casa con terraza en Luton. La mujer y los tres hijos de Abdaly viven en la localidad, y los vecinos aseguran que la última vez que le vieron fue hace unas dos semanas y media. Finalmente, la policía obtuvo acceso ayer a la propiedad con un permiso emitido bajo la Ley de Terrorismo 2000 de Reino Unido.

El periódico sueco Expressen ha informado de que los servicios secretos creen que la bomba explotó accidentalmente, antes de tiempo, y que Abdaly planeaba detonar tres aparatos, incluyendo uno en la estación de tren y otro en un gran centro comercial. Además de querer hacer estallar su coche, Abdaly tenía 12 artefactos explosivos pegados en su cuerpo.