SUCESOS

Ocho años de cárcel para un hombre que violó a una mujer en Donostia

Los hechos tuvieron lugar en el Hogar del Transeúnte de la capital guipuzcoana

Diario Vasco, JAVIER PEÑALBA | SAN SEBASTIÁN. , 03-12-2010

La Audiencia de Gipuzkoa ha condenado a un hombre a ocho años de prisión por violar a una mujer en un albergue de San Sebastián. El inculpado deberá, asimismo, indemnizar a la víctima con 6.000 euros.
Los hechos ahora sentenciados tuvieron lugar en diciembre de 2008. Según la resolución dictada por la Sección Primera, la víctima, de nacionalidad nicaragüense, llegó a San Sebastián el día 25 procedente de su país, después de que una compatriota le ofreciera ayuda para encontrar un trabajo. El día de su llegada, la mujer supo que la amiga no podía prestarle la ayuda que precisaba.
Sin un lugar al que ir, la víctima buscó albergue en el Hogar del Transeúnte de la capital. Allí conoció al inculpado, Ait A.M., de nacionalidad argelina, quien se ofreció a ayudarle tanto a encontrar trabajo así como a relacionarse con compatriotas suyos. Al día siguiente, durante la mañana, el inculpado acompañó a la mujer a visitar diversas instituciones, si bien no pudieron contactar con sus responsables. De esta manera, ambos quedaron para regresar al día siguiente.
Aquella misma noche, sin embargo, el acusado se dirigió a la habitación de la mujer. Una vez dentro, el inculpado la empujó bruscamente contra la cama, se tumbó sobre ella al tiempo le susurraba al oído: «No grites, nadie va a creerte, a mí no pueden hacerme nada porque estoy protegido por el albergue y la Cruz Roja».
A continuación, el acusado le subió el camisón y le quitó la ropa interior. «Ella intentó apartarle pero no pudo. El acusado le practicó sexo oral, ella le dijo que no quería, que había venido a España a trabajar», se indica en la sentencia.
Seguidamente, el inculpado le pidió que le realizara una felación, a lo que ella se negó de manera reiterada. El imputado, no obstante, comenzó a masturbarse y terminó por eyacular sobre los pechos de la mujer. Posteriormente, sin dejar de estimularse sexualmente, el procesado se puso un preservativo y penetró a la víctima. Tras terminar, el procesado manifestó a la mujer que no dijera nada a nadie.
Al día siguiente, ambos acudieron juntos tanto a la Cruz Roja como a Cáritas, donde la mujer nada contó de lo sucedido. Fue por la tarde, cuando lo desveló. Lo hizo a una compatriota quien le animó a denunciar los hechos.
Durante la vista, el acusado negó la imputación. Dijo que las relaciones sexuales que mantuvieron fueron consentidas. Recordó que fue la mujer quien le abrió la puerta de la habitación y precisó que nunca la violó. El tribunal, sin embargo, considera que la mujer fue introducida por parte del acusado «en un contexto sexual no consentido por ésta, en el que hubo penetración vaginal, y en el que medió violencia por parte del acusado», se indica en la resolución.
La Audiencia destaca el «contexto de vulnerabilidad extrema», tanto personal, social como espacial en el que se hallaba la víctima, y «el hecho cierto» de que el acusado conocía esta vulnerabilidad.
La Sala concluye que la declaración de la víctima permite establecer que existió «una relación sexual no consentida, con penetración vaginal, en un contexto violento, realizado por el acusado».
Por todo ello, la Audiencia impone a Ait A.M. la pena de ocho años de prisión y el pago de una indemnización de 6.000 euros. La sentencia puede ser recurrida ante el Tribunal Supremo

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)