´Into the hill´ es una adaptación perversa de la fábula de ´El flautista de Hamelín´

Benjamin y la inmigración

La Vanguardia, , 02-12-2010

M. CHAVARRÍA – Barcelona
Una de las habilidades de George Benjamin (Londres, 1960), ese joven y prestigioso compositor británico, discípulo y amigo de Olivier Messiaen, a la vez que pianista y director de orquesta de brillante carrera internacional – y no es ninguna exageración-,es su capacidad de síntesis. Baste como muestra ese cuento lírico para soprano, mezzosoprano y quince instrumentistas que es Into the hill.Esta ópera de cámara en un acto con libreto del dramaturgo Martin Crimp sobre la fábula de El flautista de Hamelín fue la primera de El compositor – como se conoce hoy a Benjamin por los circuitos ingleses, donde lo alinean con Edward Elgar, Vaughan Williams o William Walton-y se estrenó en 2006, en el Festival d´Automne de París.

Benjamin, el más joven compositor al que se le hayan abierto las puertas de los Proms – con aquel At First Light inspirado en El Amanecer de Turner-,ha escogido el Foyer del Liceu para el estreno en España de Into the hill,nada menos que con la London Sinfonietta. No en vano guarda especial relación con Barcelona, donde se le dedicó uno de los programas monográficos de música contemporánea siendo Josep Pons director de la Orquestra de Cambra del Teatre Lliure.

“Le costó a Benjamin decidirse a componer óperas, seguramente porque el suyo ya es un estilo muy escénico, teatral y sensorial. Es una música muy atmosférica, con un lenguaje muy sintético y contundente, en el sentido de que no necesita mucho espacio temporal para expresarse”, anuncia Joan Matabosch, director artístico del Liceu. “Parte de su impacto es que no tiene tiempos muertos. Y que para ser eficaz tiene que ser corta. Hay que saber administrar los clímax y en esto Benjamin es un maestro”.

Pero su brevedad y contundencia – la ópera en sí dura 45 minutos y viene precedida por tres piezas instrumentales-,no la convierten necesariamente una pieza amable: el texto es una adaptación “perversa”, en palabras de Matabosch, de El flautista de Hamelín en la que abundan las sugerencias sobre la inmigración y la hipocresía política. Las dos Rebecca Bottone Bickley, asumen todos los papeles, apoyadas por las violas, los chelos, las flautas… que a su vez forman parte de la escenografía.

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