Bardem, el sol de Iñárritu
El Correo, , 30-11-2010«Su trabajo es monumental». De esta manera tan sencilla pero a la vez tan contundente, el director Alejandro González Iñárritu explicó ayer el papel de Javier Bardem en ‘Biutiful’, su primera colaboración juntos después de varios intentos fallidos. «Todos los actores forman una galaxia que gira alrededor del sol que es Javier», indicó el realizador mexicano, encantado por haber podido trabajar con el madrileño. Es la primera película que dirige y escribe sin su compañero habitual, el guionista Guillermo Arriaga. Juntos habían realizado ‘Amores perros’ y ‘21 gramos’.
Después de ‘Babel’, el matrimonio artístico se rompió e Iñárritu decidió dejar las historias corales y plurilingües que jalonan su filmografía. Apostó por un filme con un gran personaje y en español. «Esta película es una apuesta con la contradicción y la existencia, con encontrar la belleza en la sordidez. Habla de la contradicción de un personaje que se encuentra iluminado cuando se enfrenta a la oscuridad de la muerte», comenta el director, que no califica su última creaciónviernes, como lineal sino circular. «Mi visión de la vida es quizás esa, la posibilidad de encontrar el amor, o la compasión, el perdón, la luz y la dignidad ante las circunstancias difíciles a veces de la vida. A eso todos estamos expuestos y me gusta expresarlo», reflexiona.
González Iñárritu muestra una Barcelona diferente, un mundo complejo, marginal, multiétnico que ha crecido en los últimos tiempos en la capital catalana y en muchas ciudades europeas. Una excusa perfecta para que el mexicano muestre el drama de la inmigración de una forma cruda, sin concesiones al espectador. «No puedo pasteurizar algo con tantos grados de tragedia», se justifica el director. Para Iñárritu, la emigración ilegal es «la esclavitud del siglo XXI» porque estas personas son «ignoradas y explotadas». Y en este mundo, el eje central es Uxbal, padre de dos hijos, enfermo de cáncer que vive en El Raval barcelonés entre inmigrantes a los que explota, pero a la vez cuida.
Uxbal se desdobla: tiene que encontrar una solución para la supervivencia de sus hijos; debe buscar la paz consigo mismo, la paz del moribundo. Y su tercera preocupación es la espiritualidad. Él, que habla con los muertos, necesita llegar tranquilo al otro lado. «Es un personaje de un tragedia griega. Tiene un destino bastante desafortunado y eso le sirve de espejo de sus propias miserias», apuntó el actor, que ya ganó en Cannes el premio a mejor actor. Bardem aclaró en la presentación de la película que «el sacrificio, la empatía y la compasión» marcan su papel.
Esclavitud moderna
El personaje, con el que se vació, llevó a Bardem «a una conciencia» muy clara. «La inmigración o la esclavitud moderna dejan de ser conceptos y se convirtieron en una realidad», comentó. «A nivel intelectual entendemos los problemas del mundo, pero como actor estás obligado a acercarte a ellos como experiencia sensitiva. A comer con ellos, a escucharlos», añadió.
Testigo de esa transformación fue Eduard Fernández, con el que ya coincidió en ‘Los lobos de Washington’. «Fue muy fácil rodar esta película con un director de la categoría de Alejandro. Y con Javier, pues nos entendemos muchas veces sin hablar», explicó el actor catalán. Bardem vuelve a sonar como candidato al Oscar. «Estamos comprando a todos los votantes», bromeó entre risas el intérprete español, que ya tiene una estatuilla por el psicópata de ‘No es país para viejos’. No ha querido mojarse mucho, ya que es «una cosa que corre en paralelo» a un actor y que está plagado de «mercantilismo». «Pero sin una buena actuación no hay nada que hacer».
(Puede haber caducado)