Ochenta mil españoles han enfermado de sida durante los últimos treinta años
El Día, , 28-11-2010España es uno de los países europeos más afectados por la enfermedad desde que el virus hizo su aparición en 1981. Entre un 25 y un 30% de los afectados desconoce ser portador del VIH. El número de nuevos casos cae año tras año. Uno de cada tres diagnosticados durante 2009 era de origen inmigrante.
Desde que en 1981 se detectó el primer caso de sida en España – el de un hombre que murió en el hospital Vall d’Hebrón de Barcelona – , la enfermedad ha afectado a más de 80.000 personas, y de hecho España se ha convertido en uno de los países europeos en los que la epidemia tiene una mayor incidencia.
Instituciones, sociedades médicas y científicos advierten no obstante de que la incidencia del VIH (virus de inmunodeficiencia humana) es mucho mayor (lo cifran en unos 130.000), ya que calculan que entre el 25 y el 30 por ciento de los infectados desconoce que es portador del virus.
Pero de las 5.000, 6.000 y hasta 7.000 notificaciones de la enfermedad que se registraban cada año durante la década de los noventa se ha pasado a cifras que rondan el millar durante los últimos años: 1.476 casos en 2007, 1.170 en 2008, y 247 en la primera mitad de 2009.
La mayor incidencia del sida se ha registrado en las comunidades de Madrid (18.528 casos), Cataluña (16.043) y Andalucía (11.107), y a distancia se sitúan la Comunidad Valenciana (6.178) y el País Vasco (5.440 casos diagnosticados en esos treinta años).
Los datos sobre la incidencia del sida han sido elaborados por el Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III – dependiente del Ministerio de Ciencia e Innovación – y están actualizados a 30 de junio de 2009.
Las comunidades donde la incidencia ha sido menor han sido, además de Ceuta (166 casos) y Melilla (86), las de La Rioja (514 casos), Cantabria (665) y Navarra (865).
Durante el periodo 1981 – 2009, el modo de transmisión más frecuente se ha registrado entre los usuarios de drogas por vía parenteral (47.852), seguido de la transmisión de la enfermedad como consecuencia de las relaciones heterosexuales de riesgo (13.175 casos).
Por años, la incidencia de la enfermedad fue creciendo progresivamente desde 1981 (1 caso) hasta 1994 (un ejercicio en el que se registraron 7.472 nuevos casos), y a partir de ese momento la incidencia fue decreciendo también progresivamente hasta situarse en 1.170 nuevos casos en 2008, y 247 en el primer semestre del pasado año.
El 36,3 por ciento de los ciudadanos diagnosticados de infección por VIH durante el pasado año eran inmigrantes , a pesar de que el número de casos registrados ascendió a 502 y no se ha incrementando significativamente desde 2004, según los datos aportados por el secretario general de Sanidad, José Martínez Olmos.
En función de la zona de origen de los inmigrantes afectados, el porcentaje de diagnosticados procedentes de América Latina presenta una tendencia ascendente desde 2004 respecto al global, mientras que el de África subsahariana permanece estable.
Tras estas dos regiones, Europa occidental es la que cuenta con un mayor número de ciudadanos diagnosticados de VIH.
En cuanto a la vía de transmisión, a diferencia de los españoles, en los que la más frecuente es a través de relaciones homosexuales, en los inmigrantes la predominante es mediante las heterosexuales.
Entre las personas inmigrantes que se infectaron por compartir jeringuillas para el suministro de droga, destacan las procedentes de Europa del este, que suponen un 8,7% del total.
El porcentaje de diagnóstico tardío el pasado año fue “un poco” superior en los inmigrantes que en los nacionales (un 56% frente al 476%).
Olmos ha subrayado que en vista de estos datos, la situación epidemiológica de la población inmigrante “no es motivo de preocupación”, si bien hay que tener en cuenta que presentan una mayor vulnerabilidad frente a la infección por VIH.
Entre las razones, ha destacado la mayor frecuencia de situaciones de precariedad socioeconómica y afectiva, las dificultades en el acceso a los servicios preventivos y de atención sanitaria y las barreras idiomáticas y culturales.
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