Opinión

Para orgasmos, Carmen de Mairena

Diario de Noticias, por alberto Pradilla, 27-11-2010

SOY el responsable de que Montilla tenga que volver a hacer las maletas. Cuando el casi ex president había empaquetado todo su despacho de la Generalitat, me entero de que el seguirá cuatro años más por mi culpa. Así lo dice el email personalizado que he recibido desde un correo de CiU que proyecta un inquietante futuro donde cientos de manifestantes se concentran frente a mi casa para quemarme en la hoguera. ¿Cuál fue mi error? No votar mañana. Según el vídeo, en el que aparecen mi nombre y mis apellidos en las portadas de los principales medios catalanes, me he convertido en el no votante, el tipo de bien (convergente, quería decir) que no se molestó en depositar la papeleta. Y eso, que sigo empadronado en Iruñea, por lo que hoy, lo único que reflexiono es sobre a qué hora terminaré de trabajar mañana. Este vídeo se distribuyó recientemente para evitar que un exceso de confianza termine aguando la fiesta al por ahora eterno aspirante. Rápidamente, ha sido rebotado y ha pasado al titular. Como si fuese importante. En estas elecciones, lo trivial se ha impuesto definitivamente. La anécdota, la tontería superflua, es lo que ha mandado durante la campaña. Empezamos con el videojuego de Alicia Sánchez Camacho en el que la gaviota Pepe y la imitadora xenófoba de Lara Croft se dedicaban a perseguir inmigrantes ilegales. Dicen que, como el PP no tiene nada que perder, ensaya en Catalunya su discurso más racista. Aunque nadie ha apuntado que, en la Barcelona real, la Policía sí que pone en práctica la caza del sin papeles. Pero ha habido más. En lugar de debate, hemos consumido vídeos sobre orgasmos o las escenas de cama de una ex pepera. Espectáculo. Mucho color y pocas ideas. La oferta de Artur Mas a Montilla para garantizarse la investidura demuestra que tampoco existe mucha escala de grises. Así que, puestos a optar por el espectáculo y conscientes de que el contenido es similar, quizás habría que confiar más en profesionales como Carmen de Mairena. Será igual de anecdótico pero, por lo menos, nos echamos unas risas.

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