Xavier García Albiol tiene la expresión del buen chico cuyos nobles propósitos no son entendidos por el maestro; de Eduardo Manostijeras que queriendo ser amable y tierno fue confundido por un monstruo, Jack Skellington, antes de Navidad. Empezó a hablar de inmigración en 2003 cuando todavía el PP gobernaba España denunciando la utilización partidista que de la inmigración hacía el PSC. Según la ley que el PP había promulgado, todos los ayuntamientos estaban obligados a llevar ante la Policía los datos de los inmigrantes empadronados que se encontraran en situación irregular.

El PSC ignoró dicha ley en muchos ayuntamientos donde mandaba y cuenta Albiol que “ahí empezó la manipulación. Llevo desde aquella época reflexionando sobre inmigración: en general y concretamente en mi ciudad, Badalona, con todos los problemas que allí ocasiona. La mayoría de partidos entiende que es un asunto complicado y ni se lo plantean. Yo pienso que determinado tipo de inmigración afecta a la convivencia de un modo fundamental y que es una irresponsabilidad hacer ver que no vemos”.

- Los insultos clásicos que me dedican son demagogo, racista y xenófobo. El más elaborado me lo dijo el alcalde: “Con sus declaraciones demuestra que no ama a Badalona”. Pero luego, cuando salgo a la calle me encuentro con el cariño y compresión de la gente que vive la realidad. Y esto es lo que más importa.

Para realizar la foto de la entrevista, García Albiol elige la plaza de Trafalgar en el barrio de Llefià, un feudo histórico del PSC y donde en septiembre el PP reunió a más de 1.500 personas. “Sin autocares ni gente de fuera de Badalona. Fue espectacular. Aquel día comprendí que Badalona pedía a gritos un cambio y que yo podía encarnarlo”.