Lanzarote. María Cacereño cerró ayer el congreso sobre la identidad canaria
Cruz Roja denuncia el aumento del rechazo social al inmigrante
Canarias 7, , 22-11-2010El congreso sobre progreso e identidad canaria, organizado por la Orden del Cachorro Canario, tuvo ayer colofón, con la cuarta y última ponencia. Corrió a cargo de María Cacereño, presidenta de Cruz Roja en el Archipiélago, quien denunció el trato degradante que cada vez está proliferando en la sociedad canaria con respecto a los inmigrantes .
En versión de Cacereño, quien suplió a Juan Manuel Suárez del Toro, presidente de Cruz Roja en España, «cada vez es más preocupante el fenómeno del rechazo social», al haberse extendido la consideración sobre los foráneos como amenazas para la identidad y el mantenimiento de la economía. En respuesta, apuntó Cacereño que al inmigrante hay que verlo como un fenómeno de enriquecimiento general, pidiendo para estos ciudadanos «igualdad de trato e igualdad de oportunidades», adujo la responsable de Cruz Roja en las Islas, «pues puede ayudar a sus países de acogida, a sus países propios y a sí mismos», generando así ganancias a tres bandas.
Asimismo, Cacereño denunció cómo está afectando la crisis a los foráneos, con mayor virulencia que al resto de la población. Incidió en que especialmente se está observando el fenómeno entre los residentes procedentes de América. Y con la particularidad de que no sólo se afecta de modo individual, «ahora hay unidades familiares enteras», con demanda de alojamiento y alimentos. Por ello se ha multiplicado por tres el retorno voluntario a sus lugares de origen. Entre 2009 y hasta mayo de 2010 Cruz Roja ha dado cobertura en Canarias al regreso de 600 personas en esta situación.
Al margen, Cacereño aprovechó el congreso sobre progreso e identidad canaria para alertar sobre la mala prensa que tiene la llegada de inmigrantes en pateras y cayucos, aseverando que esta vía de acceso es residual con respecto a la entrada por los aeropuertos. Además, aseguró que Canarias es en la mayor parte de los casos un lugar de paso con dirección al continente europeo.
Por último, Cacereño demandó mayores dosis de solidaridad, individual y general, con gobernantes incluidos, en un mundo cada vez más interconectado, donde como contrapunto, «los derechos humanos no están en el material que se globaliza».
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