Venía la candidata Alicia Sánchez-Camacho de señalar como promesa incumplida del tripartito un solar ruinoso de Viladecans donde aún está por construir otro centro sanitario cuando se topó con Birane. El senegalés, de 30 años, lejos de arrugarse ante las cámaras y la nutrida presencia de periodistas que rodeaban a la presidenta del PP catalán, se dirigió a ella con educación para abordar el tema de la inmigración.

«Quería hablar con usted porque estoy siguiendo la campaña y usted es la única candidata que se pronuncia sobre la inmigración, que me preocupa mucho», soltó Birane Ndoye no sin esfuerzo. Camacho le escuchó con atención hasta que le reprochó la «mano dura» de su partido contra los inmigrantes.

«¿Por qué es tan intensa?», inquirió el joven en paro. La candidata popular salió en tromba: «Nosotros decimos que para hablar de la inmigración hay que hablar claro y que las personas que vienen a ganarse la vida vienen a ganársela dignamente, con un trabajo, con un contrato o con papeles, pero deben tener voluntad para integrarse. Hay personas que no tienen esa voluntad. Queremos que la gente que venga a España y a Cataluña lo haga con puestos de trabajo».

Pero a Birane no le acabó de convencer la argumentación y, como principal afectado, adujo que «la gente que está irregular no es porque quiere. Aquí lo que se necesita es regularización». Y Camacho, entonces, fue tajante, también ante los medios, que pudieron seguir toda la conversación in situ.

«Aquí lo que no puede pasar es que se entre siempre de forma irregular. El que quiere venir con trabajo, puede. De hecho, ya hay mucha gente que lo hace. ¿Sabes que hay cinco millones de inmigrantes que vinieron con trabajo? Eso es lo que tenemos que fomentar. Ahora ya hay una normativa de la Unión Europea, a la que se suma España, que prohíbe las regularizaciones masivas», se extendió Camacho, para cortar el diálogo en este punto y poder seguir su recorrido por el mercadillo de Viladecans.