El reto de integrar lo diferente

El último informe del Observatorio de Inmigración refleja hasta qué punto ha calado la identificación del extranjero con la delincuencia, aunque la sociedad vasca apuesta por una mayor adaptación del emigrante

Diario de noticias de Gipuzkoa, Editorial, 12-11-2010

el reciente flujo migratorio a Euskal Herria, como todos los movimientos de población de estas características, pone a prueba el músculo del que está hecha cualquier sociedad. No es la primera vez que la sociedad vasca asiste a la llegada masiva de personas en busca de un mejor futuro; ya en los 50 y 60, miles de trabajadores provenientes de otros puntos del Estado permitieron que Euskadi viviera un despegue económico sin precedentes en su historia, aunque no fue hasta décadas después cuando se fueron analizando los “desajustes” que creó esta migración en clave de hacinamiento urbano, falta de integración social, prejuicios, marginación, etc., consecuencias que han ido asumiéndose más por el paso del tiempo que por un proceso planificado. Ahora es otro fenómeno el que acapara la atención de analistas y gestores públicos en la medida en la que son personas de otros países en especial, de Latinoamérica, del Este de Europa y de África quienes han ido llegando con el mismo objetivo de mejorar sus expectativas de vida. Con la diversidad cultural que lleva consigo esta llegada, el reto se hace más complejo, más aún cuando la crisis interfiere en la valoración social de la presencia de estas personas en el país. Así, hay datos que indican inquietud y otros que señalan aceptación de este hecho diferencial, entre los que ha recogido el Observatorio vasco de Inmigración, Ikuspegi, en su última oleada. Sigue siendo preocupante, por ejemplo, la identificación social del los extranjeros con la delincuencia (seis de cada diez vascos considera que la llegada de inmigrantes a Euskadi está ligada con el repunte de la inseguridad ciudadana), mientras que son mayoría amplia quienes opinan que deberían tener el mismo acceso a la educación y a la sanidad, fuera la que fuera su situación legal. En el capítulo referido a la identidad y el modo en que ésta se podría ver afectada por estos cambios, es donde se muestra un importante grado de inquietud, a la vez que se apuesta por que la Administración haga un esfuerzo para que la convivencia sea lo más eficaz posible. El fenómeno de la globalización acarrea retos de este calibre que reclaman políticas de integración para que no calen discursos demagógicos como los que está enarbolando el PP en Catalunya, sin ir más lejos.

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