El imán nos toma el pelo
La Vanguardia, , 05-11-2010Francesc-Marc Álvaro
Al fin y al cabo, al imán de Cunit le ha salido bastante barato desplegar actitudes fascistas
Cuando la justicia no sirve para desmontar la pieza clave de un conflicto no sirve para nada. Por mucho que tenga un cierto valor de reconocimiento de la razón de la víctima. Lo digo a propósito del imán de Cunit, Mohamed Benbrahim, y del presidente de la Asociación Cultural Islámica de la localidad tarraconense, Abderrahmán El Osri, que piensan seguir desempeñando sus funciones pese a haber sido condenados por un delito de coacciones graves contra la mediadora municipal Fátima Ghailán. Los dos personajes, que deberán indemnizar a la víctima con 1.500 euros por daños morales pero no ingresarán en prisión al no tener antecedentes, no ven motivo alguno para dejar sus cargos.
Podemos hacer ver que no ocurre nada e ir tirando hasta que otro imán decida imitar al de Cunit, al fin y al cabo le ha salido bastante barato desplegar actitudes fascistas. O podemos admitir que, si las instituciones no tienen forma de apartar de sus puestos a estos tipos, a nadie le extrañe que, más pronto o más tarde, situaciones similares proliferen y con ellas la aparición de grupos extremistas. De alucinante debe calificarse que la alcaldesa de Cunit, Judith Alberich, a la sazón senadora del PSC, no quiera desautorizar a los dos condenados como interlocutores de la comunidad musulmana. ¿Es así como protege la primera autoridad de la población a los empleados del Ayuntamiento? ¿Es así como una política progresista gestiona algo tan delicado como la inmigración? ¿Es así como da ejemplo de coherencia una vez los tribunales ya han hablado? La falta de coraje y de inteligencia de dirigentes como Alberich tiene efectos letales porque, a la larga, anima el avance de candidaturas xenófobas.
La Comisión Islámica, entidad que ejerce la interlocución oficial ante el Gobierno central, no piensa exigir a los musulmanes de Cunit que cambien al imán y al presidente de la asociación. Por lo visto, a los miembros de esta comisión no les parece relevante que dos de los suyos hayan sido condenados por amenazar e insultar a una mujer dedicada profesionalmente a favorecer la integración de los inmigrantes, so pretexto de que es una mala musulmana porque vive como una occidental. Esta Comisión Islámica, tan comprensiva con dos delincuentes, ve casos de islamofobia por todas partes. La actitud chulesca de los dos condenados, incapaces de entender que aquí no pueden actuar a sus anchas, no es precisamente la mejor receta para desactivar la islamofobia. Mientras, desde el Gobierno y el Govern afirman no poder hacer nada.
La inacción irresponsable puede conducir a estallidos sociales, deberíamos saberlo. Por cierto, es una pena que los anticlericales, tan activos últimamente, no se hayan manifestado a favor de Fátima Ghailán. Será que los imanes cavernícolas no les molestan. O que prefieren no arriesgarse de verdad.
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