70 mujeres embarazadas aguardan a recibir ayuda para poder tener a sus hijos

Las Provincias, BEATRIZ LLEDÓ | VALENCIA., 05-11-2010

A punto de ser madres y sin dinero para dar de comer a su bebé, comprarle una cuna, un cochecito y ropa. En estos momentos hay 70 embarazadas en lista de espera para ser atendidas en Provida Valencia. Pero los recursos económicos se han acabado y la asociación benéfica no percibirá nuevas subvenciones hasta el año que viene.

Esa es la respuesta que reciben las futuras mamás. «Son mujeres que están desesperadas y a las que desgraciadamente no podemos ayudar», lamenta la secretaria de Provida, Laura Margalef. Llaman al discreto bajo situado en la calle Joaquín Costa de Valencia recomendadas por una amiga o una vecina. También acuden derivadas por servicios sociales o Cruz Roja.

Pero en Provida están desbordados. «La situación es muy complicada. Antes la mayoría de chicas que atendíamos eran inmigrantes, ahora hay muchas valencianas. La crisis se nota mucho», cuenta Margalef.

De las extranjeras que llegan, la mayoría proceden de Suramérica y África, sobre todo, de Marruecos.

Las gestantes suelen ser mujeres jóvenes, de entre 20 y 30 años, que se han quedado en el paro y que tienen que pagar una hipoteca.

En lo que va de año 200 gestantes han salido adelante gracias a la ayuda de la asociación en defensa de la vida. Además, 375 lactantes han podido alimentarse. Provida les ofrece vales de comida, ropa para los niños y botes de leche y papillas durante todo un año.

«Con respecto a 2009 hemos atendido casi al doble de personas gracias al aumento de las donaciones anónimas de la gente. Pero aún así no es suficiente», lamenta la secretaria.

A algunas de las futuras madres en lista de espera que proceden de algún municipio cercano a Valencia, les aconsejan que acudan a los servicios sociales de su Ayuntamiento a ver si allí pueden recibir alguna ayuda que les permita continuar con su embarazo.

«A estas alturas del año, las subvenciones ya están agotadas y no recibiremos nuevas hasta 2011. La única forma de seguir acogiendo a las madres es la ayuda de la gente», informa la secretaria.

Un método para ayudarlas es el apadrinamiento. Por una cuota de 30 euros al mes se puede alimentar a un recién nacido durante todo un año. «Este año hemos tenido bastantes altas nuevas», apunta Margalef.

Inmigrantes

En la Casa Cuna Santa Isabel acogen a embarazadas sin recursos desde 1935. A diferencia del perfil que llega a Provida, la mayoría de las mujeres que les piden ayuda son inmigrantes. De hecho, a día de hoy sólo tienen a dos valencianas. «Vienen de todas las edades. Hay alguna de 16 años pero también muchas de entre 25 y 30. Ahora las extranjeras también tienen hijos cada vez más tarde», explica la Superiora del centro.

La mayoría proceden de países suramericanos, Marruecos, Europa del Este y Ucrania. Todas ellas llegan en busca de ayuda para seguir adelante con la gestación.

Se trata de mujeres que no tienen ningún apoyo familiar, en ocasiones maltratadas por sus parejas y que carecen de recursos económicos.

En el centro benéfico pueden tener a sus bebés y, al mismo tiempo, se preparan para una salida profesional que les permita integrarse de nuevo en la sociedad. Allí les ofrecen talleres para que puedan encontrar luego un empleo.

«Aquí pueden estar desde que están embarazadas de un mes hasta que dan a luz y el niño tiene un año. Es decir, su estancia se prolonga un año y nueve meses», cuenta la Superiora.

Desde la entidad alertan de que, por primera vez, ha caído el número de plazas ocupadas. «De las 21 que ofertamos, ahora mismo hay 16 o 17 chicas, cuando hasta ahora nunca habíamos bajado de 18», reconocen desde Casa Cuna. «Creemos que la píldora después se dispense en las farmacias. Ahora hay más abortos», aseguran.

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