«Lo mejor para los menores extranjeros es que haya familias que les acojan»

El Correo, BEATRIZ CORRAL, 05-11-2010

El cariño, el apoyo y respaldo de los seres queridos y la familia son básicos en la formación de cualquier menor. También en la de los extranjeros. Es la principal reflexión que ayer defendió Santiago Losada, profesor y asesor de la cátedra intercultural de la Universidad de Córdoba durante su conferencia en el congreso sobre los derechos de los menores que hoy concluye en el campus alavés.

- ¿Son cada vez más peligrosos los menores?

- Hablar de ellos como peligrosos es pensar que entonces nosotros somos muy malos. De por sí, ningún niño es peligroso. En función de las enseñanzas, los cariños, los recursos que les vamos dando van respondiendo a sus necesidades. Los contactos sociales más complicados generan diferentes tipos de conflictos pero de ahí a considerarlos como peligrosos, no hay motivo.

- Por el contrario ¿están más en peligro?

- Todo es cuestión de la escala de valores. Si planteamos a la sociedad como una familia en chiquito, si da afectividad, comprensión, seguridad, autoridad, el contexto del niño es positivo y no da peligrosidad. Si crece en un ambiente hostil, de malos tratos y ruptura familiar, al niño le ponemos en peligro.

- Cuando se trata de menores extranjeros, ¿su vulnerabilidad es mayor?

- Los que vienen es porque su realidad familiar y social está muy empobrecida y buscan otras posibilidades. Sus familias son afectivas, se sienten queridos. Pero vienen aquí y se encuentran que esto no es jauja, no pueden mandar dinero a sus padres. Se sienten solos, porque para crecer necesitan una familia, pero acaban institucionalizados y aparecen conflictos que no esperaban. Siempre digo que lo mejor es potenciar la figura de familia de acogida, es la mejor apuesta para ellos. Le ofreces cariño y formación.

- ¿Estas dificultades motivan comportamientos conflictivos?

- Sobre todo en espacios donde carecen de afectividad. Las cosas hay que solucionarlas con familias y no centros. Con cariño se evitarían totalmente. Por eso insisto en que en Vitoria, con el nivel que tenéis, no haya 300 familias que echen una manita.

- Hay veces que son estos menores los que acumulan más delitos?

- Los menores inmigrantes no cometen más delitos ni son más conflictivos que los de aquí, pero en proporción, al ser menos, se nota más. Hay que desmontar esa idea.

- ¿No son irrecuperables?

- Esa palabra habría que quitarla del diccionario, ninguna persona es irrecuperable, todos necesitamos nuestros márgenes de confianza.

- En Álava hubo problemas porque los centros estaban saturados. ¿Hay que abrir las puertas a todos?

- Los chavales que pasan hambre y están mal, queramos o no, se van a buscar la vida para venir. No es cuestión de fronteras abiertas o cerradas, sino de buscar fórmulas. La Administración debe pringarse y cuando aparecen conflictos en centros, lo mejor no es seguir abriendo centros, sino la mejor fórmula es sensibilizar a las familias para que les acojan.

- También se ha incrementado la delincuencia juvenil, ¿habría que endurecer la Ley del Menor?

- En vez de subrayar medidas punitivas, vamos a subrayar medidas educativas, exigir a los padres con mayor rigor, ver qué hace un niño con doce años a los doce de la noche suelto. Antes de ir a la carga del menor, revisaría el entorno. Unos padres que no responden, unos colegios que se les van de las manos. Estamos fracasando totalmente si damos más caña al niño. Hacemos la sociedad al contrario, estamos pasando de proteger al niño a protegernos de él.

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