La Unión Socialcristiana de Baviera (CSU), socia del Gobierno de Angela Merkel, cerró ayer su congreso con la aprobación de un catálogo de normas a los inmigrantes , a los que se reclama integración en una cultura de referencia alemana, basada en los valores cristianos. «No soy un populista de derechas. Si lo que digo es radicalismo de derechas, entonces es que dos tercios de la población alemana es de la derecha radical», proclamó el líder de la CSU, Horst Seehofer, ante el congreso.

Seehofer, con un discurso dirigido al ala más conservadora del partido, siguió la línea de anteriores declaraciones, en que promulgaba frenar la inmigración de musulmanes, y dijo que quien aspire a vivir en Alemania debe sujetarse a sus leyes y cultura. Trazó un panorama apocalíptico de las zonas de Alemania que, a diferencia de Baviera, «se obstinan en defender un modelo de sociedad multicultural que ha fracasado».

El líder de la CSU cerró así un congreso de renovación, en el que su correligionario y ministro de Defensa, Karl – Theodor zu Gutenberg, logró el apoyo de las bases a la suspensión del servicio militar y se aprobó también la inclusión de una cuota para que un 40% de los cargos del partido sean ocupados por mujeres . Ambas cláusulas suponen una pequeña revolución en esa formación, hermanada con la CDU de Merkel, pero considerablemente más derechista. El congreso se abrió el viernes con un discurso de saludo de Merkel, a la que se acogió con aplausos de cortesía, y con ovaciones a Gutenberg, al que se considera sucesor de Seehofer.