Albergue vacío, cajero lleno

Diario de Navarra, I.BENÍTEZ . PAMPLONA, 30-10-2010

M ARTES , 26 de octubre. Son las once de la noche. Pablo y María (nombres falsos por razones obvias) se cobijan en un cajero de Pamplona entre cartones y mantas. Lo hacen agarrados a una botella de whisky medio vacía. No muestran síntomas de estar bebidos, pero sí presentan indicios claros de tener frío. A unos metros, también bajo cartones y mantas, les acompañan otros tres hombres. Fuera del cajero la temperatura marca cinco grados.
Un hombre que pasea por la zona, se queda clavado al cristal. En ese instante, el brazo tatuado de uno de los transeúntes sale por debajo de la manta. Da un trago al whisky. “¡Estamos en la puta calle!”, exclama. “No tenemos otro sitio donde dormir”. Él (a partir de ahora se llamará Pablo), tiene 42 años y es toxicómano, seropositivo, alcohólico y padre de una niña de nueve años. "Por favor, no escribas nuestros nombres. Es lo único que nos queda. Quiero recuperar a mi hija. A su lado, María, prefiere mantenerse al principio al margen. Después, cambia de actitud.

Pablo se descubre hasta la cintura. Enseña el resto de sus tatuajes. Acaba de salir de la cárcel y esa misma mañana ha tenido que asistir a un juicio. Se le acusa de haber robado comida. “Quiero recuperar a mi hija de nueve años”, dice afligido. “Me quiero rehabilitar. Estamos en la puta calle”, repite, “y el centro de acogida de González Tablas no está completo. Hay quince camas vacías. No lo entiendo. ¿Por qué nos dejan en la calle? Aquí estamos cinco personas durmiendo. Nuestro riñones están reventados. Desde hace días padezco un fuerte dolor en el pecho. Lo sé. Nosotros nos lo hemos buscado, pero habiendo recursos, como los hay…”.

María le pide la botella. No son pareja, sencillamente se han conocido deambulando de cajero en cajero. “Somos personas. Sólo queremos una cama digna. Nos preocupa que llegue la policía y nos eche a la calle. ¿Dónde vamos a dormir con este frío y a esta hora? ¿Tu crees que podemos descansar con esta luz? Esto parece un escaparate. Todo el mundo te mira. ¿De qué puede temer la gente?. Hay cámaras” .

Agentes de la UPAS explican que en el centro de acogida de la calle González Tablas existe un protocolo de actuación por motivos lógicos de control. "Sólo se permite pernoctar cinco días al año. Es una manera de evitar el “efecto llamada”. Si se diera cama a todo el que te la pide, tendrías en la ciudad a un montón de personas que vendrían a pasar el fin de semana. Hay que analizar cada situación", aclaran.

Pablo tenía parte de razón respecto a las camas libres. El centro para los “sin hogar”, con cincuenta plazas disponibles: 15 para empadronados y 35 para itinerantes, registraba a esa hora de la noche, una ocupación completa, en el caso de los empadronados; y de 28 camas en el de las itinerantes. Es decir, quedaban libres siete camas.

María retoma el hilo de la conversación: “Nos sentimos observados. Vienen a sacar dinero y lo hacen con miedo. Cuando nosotros jamás hemos hecho nada. Sólo queremos una cama. Ser personas, nada más”. En el exterior, se agolpan de nuevo varias personas.

“Habiendo camas de sobra no me parece correcto”, repite Pablo. “Si nos echan de este cajero, buscamos otro, y otro, y si no, nos metemos en un portal y subimos al último piso de algún edificio o al cuarto de las escobas…”

Los otros tres hombres que duermen entre la cristalera y uno de los cajeros, se sobresaltan: “¡No grabes! ¡No grabes!”

“¡Déjale en paz!”, responden Pablo y María, “lo hacemos para defender nuestros derechos”.

Cuando se les hace llegar el discurso de algunos políticos de Navarra, en el que aseguran que hay personas que duermen en la calle porque quieren, se miran atónitos. Responden: “¡Venga, por Dios! ¡Que no somos masoquistas! ¡Que vengan a comprobarlo en persona!”, les desafían.

"Estoy esperando a que me acepten en un centro de rehabilitación. ¿Por qué tengo que dormir mientras espero en la puta calle? Me duele mucho el pecho desde hace tres días. Soy seropositivo. Llevo 25 años enganchado a las drogas y al alcohol. Me da miedo ir al médico sin pasar antes por el centro de rehabilitación. Me asusta que me quite lo único que me calienta: el alcohol. Mi familia está enfadada y lo entiendo ".

Pablo se echa la sábana por encima, apesadumbrado. “La hemos robado para dormir”. María mantiene vivo el hilo de la charla. " Sólo pedimos a la sociedad que nos comprendan, que si conseguimos dar un paso, no nos hagan retroceder. Necesitamos ayuda". Pablo se levanta : “¡Un plato de comida! El otro día tuve una discusión en el comedor social porque tiraban la comida a la basura. ¿Por qué no la reparten? La gente pasa hambre, ¿entiendes?”. El hombre que duerme bajo los cartones se despierta, se deja ver. “¡Por favor, no son horas…!”

“Urgen nuevas medidas”

El 15 de junio de 2010 Patxi Lasa, fundador del comedor social París 365, avisaba: " No se están empleando las medidas correctas ante la situación de crisis actual. Los dramas humanos que se ven a diario, son abrumadores. Inmigrantes que no salen de su habitación, desesperados por llevar meses sin trabajo; mayores de 45 – 50 años en paro que no saben qué será de ellos en el futuro; personas solas porque la crisis ha socavado sus relaciones familiares o de pareja; jubilados que no llegan a fin de mes; familias enteras y hasta personas que están ya al límite de la marginalidad y con riesgo de conflictividad. Va a costar años recuperarnos de la crisis", indicaba Lasa. Este mismo martes Lasa reincidía, quizá algo más cansado de lo habitual: “Estamos detectando más casos de personas que duermen en la calle con patologías. Este colectivo va en aumento. Se debe hacer algo urgentemente. Estas personas se deterioran con la entrada del invierno. Los recursos se deben adaptar a la realidad”.

En otro sentido, Rosa López, directora del área de Bienestar Social, declara que esta situación corresponde a algo “puntual”, y manifiesta que se está trabajando duro para sacar de la exclusión social a estas personas. Sin embargo, reconoce que la crisis también ha golpeado al ayuntamiento, y que “no se puede dar una solución en el 100% de los casos”.

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