Salud recurre a médicos extranjeros, que son ya el 5,5% de los colegiados, para cubrir vacantes

los mir foráneos superan el 30% del total aunque se prevé rebajar el cupo al 10% La cascada de jubilaciones y la creciente demanda de atención obliga a Osasunbidea a captar profesionales en otros países

Diario de Noticias, m. gonzález, 25-10-2010

pamplona. Navarra se queda sin médicos y busca facultativos en el extranjero. La cascada de jubilaciones que se avecina en el Sistema Navarro de Salud-Osasunbidea y el conservador sistema de cupos vigente en la Universidad respecto a la titulación de Medicina acarrea que el número de profesionales salientes no se corresponda aún con las necesidades asistenciales reales del sistema público.

El déficit de titulados ha abocado a la consejería de Salud, entre otras medidas, a intentar captar médicos en otros países, con una apuesta especial por la Facultad de Medicina de la Universidad de Rosario, Argentina. En la actualidad, de los 3.675 médicos colegiados en la Comunidad Foral, 205 son extranjeros, el 5,5% del total, un porcentaje que aumenta entre los médicos en formación hasta el 19,7% (537 colegiados), y supera el 30% entre los nuevos MIR, aunque en este caso está previsto rebajar el porcentaje al 10% y evitar que acceden a la prueba con el visado de estudios como en la última convocatoria.

Las causas que han motivado esta descompensación entre facultativos y vacantes sanitarias en el sistema público son múltiples y a las mencionadas se pueden añadir la creciente demanda de atención por parte de la población, los ajustados sueldos, así como las largas y estresantes jornadas de los médicos, una situación que les empuja a abandonar el sistema público navarro en busca de mejores oportunidades. El departamento, no obstante, siempre ha negado esta fuga de galenos que sí constata el Sindicato Médico.

El propio departamento cifró el año pasado en unos 450 los facultativos que Navarra precisará en algo más de una década para afrontar las necesidades sanitarias. El envejecimiento de la plantilla, con una edad media de 51 años, hará que hasta 2020 se contabilicen 357 jubilaciones, el 18% de la plantilla de Atención Primaria y el 25%, de la de Especializada. A estas se sumarán 91 bajas por otras causas. Esta descapitalización de profesionales es uno de los mayores retos del SNS-O, que, además de apostar por los médicos extranjeros, incluye en su plan de actuación, fidelizar a la plantilla y recuperar profesionales con programas de actualización en práctica clínica, es decir, reciclarlos para que vuelvan a las consultas.

El presidente de la Conferencia Nacional de Decanos de Facultades de Medicina, Joaquín García-Estañ, precisó recientemente en Pamplona que “no es cierto que falten médicos o, por lo menos, no es toda la verdad. Lo que existe es una desigual distribución geográfica de profesionales y una falta de oferta formativa en algunas especialidades deficitarias”, subrayó. Esta ausencia de especialistas ha acarreado auténticos quebraderos de cabeza al sistema público navarro.

Pero el déficit de médicos no sólo afecta a Navarra. El Ministerio de Sanidad también ha hecho sus cuentas y prevé que en 2015 serán necesarios 25.000. El dato se presentó a las comunidades autónomas, acompañado de un plan de choque con diez medidas, entre ellas la habilitación de 7.000 plazas en las facultades de Medicina, frente a las 5.000 previstas, una medida pensada para 2012 pero que se ha adelantado ante la urgencia de médicos.

El Consejo General de Universidades permite, previa petición de la comunidad autónoma, incrementar o reducir en un 5% el número de estudiantes de una universidad. Así ocurrió en la Comunidad Foral, donde la Universidad de Navarra solicitó ampliar de 200 a 210 las plazas para estudiar Medicina en el curso 2009-2010. La última ampliación de plazas de Medicina en la UN databa de 2005. Esta fórmula es la defendida por la consejera, María Kutz, para paliar el déficit frente a la propuesta de implantar Medicina en la UPNA, aunque algunos expertos sostienen que este esfuerzo no bastará para soportar la avalancha de jubilaciones, que al igual que en el Estado, se prevén en la Comunidad Foral.

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