ELECCIONES LEGISLATIVAS La entrevista SUSANA MARTÍNEZ Candidata republicana enNuevo México

«Si gano, quitaré los carnés de conducir a los ilegales»

El Mundo, C. FRESNEDA / Las Cruces (EEUU) Enviado especial, 25-10-2010

«Estoy en Nuevo México y al otro
lado de la valla está la capital
mundial del crimen», dice Susana
Martínez, descendiente de mexicanos.
Susana Martínez, descendiente
de bisabuelos mexicanos
por padre y madre, se asoma con
recelo al otro lado de la frontera
en uno de los anuncios más controvertidos
de su campaña. Desde
Ciudad Juárez llegan entre tanto
los ecos de la violencia que no cesa:
13 muertos en una fiesta sangrienta.
«Cuando el crimen se desborda,
aplico la ley», replica Susana Martínez
con la contundencia adquirida
como fiscal del condado de Doña
Ana, casada con el subalguacil
Chuck Franco, hija de un boxeador
de los marines que creó su
propia empresa de seguridad en la
vecina Texas (ella misma trabajó
como vigilante, con una pistola en
la riñonera, para costearse los estudios).
Nacida hace 50 años en El Paso,
sus detractores se refieren a ella
como «la tejana». Otros la acusan
directamente de «importar» el
miedo y la fobia a los inmigrantes
tan arraigados en la vecina Arizona.
Y, sin embargo, los habitantes
de Nuevo México, donde el 45%
de la población es de origen hispano,
parecen dispuestos a darle sus
votos.
«Si soy la primera gobernadora
hispana en EEUU me dará mucho
gusto, pero el trabajo que va a seguir
es lo más importante», declara
a EL MUNDO la candidata republicana
Susana Martínez, con
un español de marcado acento,
desprovisto de la firmeza con la
que reafirma (en inglés) su línea
dura contra la inmigración…
«Cuando sea gobernadora vamos
a rechazar la ley que facilita a
los inmigrantes ilegales el carné
de conducir en Nuevo México. Y
no sólo eso: vamos a retirar el carné
a los miles que ya lo han logrado,
y vamos a eliminar la posibilidad
de becas para los inmigrantes
ilegales financiadas con nuestros
impuestos».
«La seguridad pública ha sido
una prioridad durante mis años
como fiscal y lo va a seguir siendo
», afirma sin pestañear. «Tenemos
que asegurarnos de que nadie
viene a Nuevo México con la intención
de delinquir, ya sea de un
estado diferente o de un país diferente.
Y si alguien está aquí ilegalmente,
tendrá que ser deportado a
su país de origen».
«Susana se ha ganado la reputación
de fiscal inflexible», puede leerse
en su biografía oficial. Su experiencia
directa, con más de 600
casos anuales relacionados con la
seguridad en la frontera, es su tarjeta
de presentación en un estado
que comparte casi 300 polvorientos
kilómetros con México y que
destacaba hasta ahora por su política
de tolerancia e «integración».
Aunque procura eludir el toro,
Susana Martínez apoya implícitamente
la polémica ley contra la inmigración
ilegal en Arizona. Aunque
el número de indocumentados
en Nuevo México (55.000) es muy
inferior, las detenciones por contrabando
de drogas se han disparado
en los últimos meses y existe
la persistente preocupación de un
«desbordamiento» del Río Grande.
Su condición de hispana, asegura,
no está en contradicción con su
defensa de la ley.
De alguna manera, Susana Martínez
se ha convertido en la réplica
republicana al demócrata Bill
Richardson, eclipsado en la recta
final de su mandato por el fantasma
de la corrupción. Richardson,
hijo de madre mexicana, condenó
la ley de Arizona como «racista» y
convocó en septiembre una cumbre
de gobernadores fronterizos
para aliviar la tensión.
Aunque Susana Martínez se mide
a la vicegobernadora y demócrata
Diane Denish (10 puntos de
ventaja en los últimos sondeos), su máximo empeño ha consistido en
convertir la cita del 2 de noviembre
en un personalísimo duelo con
Richardson, hasta el punto de llegar
a retarle a un debate televisivo.
Pese a la mutua antipatía, Richardson
reconoce que las victorias
de Susana Martínez en Nuevo
México y de Brian Sandoval en
Nevada tendrían un alto «valor
simbólico» para los republicanos,
deseosos de recuperar el terreno
perdido con los hispanos. «Sin embargo,
no creo que se puedan traducir
en votos a nivel nacional por
la línea tan dura que han adoptado
en el tema de la inmigración»,
matiza el todavía gobernador.
Martínez tiene la bendición de
Sarah Palin y de los «patriotas
del Tea Party». Se considera a sí
misma como abanderada de los
«valores de familia» y de la «protección
de los niños». Está en
contra del aborto y de los matrimonios
gays. Y promete un severo
recorte del gasto público «porque
el Gobierno no está para
crear puestos de trabajo, sino para
permitir que las empresas privadas
generen empleo».
«Susana es sin duda uno de los
nuestros», proclama Víctor Contreras,
presidente de Los Hispanos
Unidos, durante un pequeño
acto electoral de la aspirante a
gobernadora en Las Cruces. «Sus
rivales han intentado hacernos
creer que está contra los inmigrantes,
contra su propia gente.
Pero no es cierto. Susana está con
la ley, y con la ley estamos todos».

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