melanya poghosyan
"Los pacientes no recelan pero una me rehusó por extranjera"
Diario de Noticias, , 24-10-2010pamplona. Llegó a Sevilla hace 11 años. No sabía ni una palabra de castellano, pero quería seguir el ejemplo de su madre, también médica, y vivir la experiencia de ejercer su profesión en un país extranjero. “Leí en un periódico que en España faltaban médicos y, aunque en Armenia tenía trabajo, me decidí a trasladarme a Andalucía”. Melanya Poghosyan tuvo suerte y aterrizó en pleno proceso de regularización masiva de extranjeros, en 1999. “En un año tenía el permiso de residencia, el de trabajo y el título homologado, pero antes de esto, como no podía practicar la medicina, tuve que hacer de todo para vivir porque vine con una de mis dos hijas, de 13 años, así que me tocó cuidar niños, ancianos…”.
Fueron meses difíciles, de adaptación y expectativas. “Aprendí sola español, además, tuve que estudiar la jerga de mi profesión y otro tipo de cuestiones relacionadas con ella como los medicamentos utilizados en España”. Para familiarizarse con el sistema sanitario se ofreció a trabajar como voluntaria en hospitales y centros de salud, hasta que, por fin, pudo continuar con su vocación, curar, pero no en la capital hispalense, sino en Pamplona. “Sevilla no me gustó. Soy de un país frío y no aguantaba el calor, así que me trasladé al norte”. ¿Por qué a Pamplona? “Había leído mucho sobre Navarra, me gustaba, así que me colegié aquí”. Corría el año 2002 y la Comunidad Foral ya precisaba facultativos. “No tuve dificultades. Me llamaron enseguida para trabajar, en concreto, para hacer sustituciones en centros de salud. He trabajado en muchos, tanto en Pamplona como en pueblos. Allí donde me mandaban, iba. Trabajaba los días en que nadie quería hacerlo”.
Su experiencia profesional le permiten comparar el sistema navarro con el de su país. “En Armenia, donde contamos con muchos médicos, no hay listas de espera, como aquí, que pueden alcanzar los dos meses y a los pacientes se les recibe sin cita previa. Además, el médico generalista envía rápidamente al enfermo al especialista, sin embargo, aquí se le deriva más tarde”.
título de castellano El hecho de ser extranjera no ha supuesto para esta profesional de 54 años grandes dificultades a la hora de tratar con los enfermos navarros. “No percibo desconfianza por ser de otro país. Cuando trabajaba en el centro de salud del II Ensanche muchos pacientes me preguntaban de dónde era y por qué había venido a Navarra. Armenia es un país pequeño y muchos no saben situarlo, así que les decía que soy rusa. Como sólo teníamos unos ocho minutos por paciente no había tiempo para hablar de estas cosas. Recuerdo que una mujer no quiso que la atendiera yo y la paciente que entró después me pidió perdón por ello”.
Tampoco su nivel formación despierta recelos. “Yo me licencié en 1978, cuando todavía existía la Unión Soviética, y los médicos rusos de mi edad son muy buenos. La formación era excelente. Me hubiera gustado hacer el MIR aquí pero exigen un certificado oficial de conocimiento de castellano y yo carezco de él”.
Melanya, que ahora tiene un empleo fijo en la mutua Fremap, se muestra agradecida a sus compañeros. “Antes desconocía algunos términos o tenía dificultades si los pacientes no hablaban muy claro, pero siempre he tenido muy buenos compañeros y allá donde he trabajado me han ayudado. La gente de Navarra me encanta y la experiencia ha colmado mis expectativas”.
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