Iulian, el infortunio sobre ruedas
Piden el indulto para el camionero que atropelló por cansancio a seis guardias civiles
El Mundo, , 19-10-2010PEDRO SIMÓN /Madrid
El 8 de marzo de 2005 se llevó por
delante un control de tráfico de la
Guardia Civil, el rumano frenó tarde
su camión y hubomedia docena
de tragedias en el atropello.
El 8 demarzo de 2005 le cayó encima
todo el peso de seis agentes
muertos y, desde entonces, vive con
su carga el burro eslavo al que el
dueño del camión le metía más horas
que a nadie.
Si no lo impide el Gobierno, que
ha recibido una petición de indulto
en la sede del Ministerio de Justicia,
Iulian Toader ingresará en la cárcel
por seis delitos de homicidio imprudente.
Si no lo remedia el azar, el
rumano servirá de aperitivo durante
dos años y medio a la prisión.
Igual empieza hoy, día en que Toader
ha sido llamado al Juzgado de
ejecutorias penales número 32 de
Madrid.
En la petición de indulto del 16 de
septiembre se cuenta la historia de
un tipo ejemplar que tuvo la mala
suerte de reventarse a trabajar y de
caer un día rendido: el camionero
de quien depende la «subsistencia
de su familia», el hombre con «pleno
arraigo social y económico», el
buen vecino «carente de peligrosidad
», el culpable que «ha pedido
multitud de veces perdón a las víctimas
». La historia de Iulian,
que llegó hace una
década, logró los papeles
en 2005, siempre
trabajó con las condiciones
que se les ponen
a los de fuera, anduvo el
11-M tratando de ayudar
a sacar cuerpos rotos
de la estación de
Santa Eugenia y tiene
una niña de 11 años
que es lamejor alumna
del colegio y el estandarte
de un proyecto.
Las pruebas del día
del accidente concluyeron
que no había ni una
gota de alcohol en sangre;
el tacógrafo dijo
que el conductor había respetado
los descansos y las paradas obligatorias.
La sentencia de la Audiencia
Provincial (que revocó una anterior
que no fijaba prisión efectiva) reconoce
que Iulian fue condenado por
imprudencia y nunca por dolo, a
causa del cansancio acumulado tras
horas de trabajar sin freno demano.
«No hay día en que no piense en
los muertos», cuenta Iulian. «No
duermo, me levanto a las cinco a andar
por casa.Mi mujer no trabaja y
está con pastillas. Nos da miedo por
la niña, vinimos por ella a España…
No sé lo que puedo aprender en la
cárcel. En Rumanía tenemos un dicho:
‘Sólo tengo a Dios por testigo
de que no quería que pasase eso’».
«No entiendo que las familias de
las víctimas o los agentes supervivientes,
con la generosidad que
siempre caracteriza a la Guardia Civil,
quieran ahora que un trabajador
que tiene la vida completamente estructurada
ingrese en prisión», señala
la abogada Helena Echeverri. «Si
las prisiones están para resocializar
o reeducar a los internos, en el caso
de mi patrocinado no es necesario.
Nunca había tenido problema alguno
con la policía ni con anterioridad
ni con posterioridad a lo que pasó».
Es verdad que la pequeña Ana
María (11 años) es de largo la mejor
alumna del colegio, de esas que todo
lo pregunta y todo lo contesta.
Pero hay cosas que no entiende
la niña que colecciona sobresalientes.
Como cuando un compañero
de clase te viene con una hoja del
periódico, una noticia a muchas
columnas y una baba mala cayéndosele
mientras muerde el bocadillo
de chóped: «Me lo han dicho en
casa mis papás… Tu padre ha matado
a seis personas».
De la «quiebra», la
«ruina» y el «dolor»
En el argumentario de la petición de
indulto, la abogada Helena Echeverri
expone: «Tanto los familiares de los
fallecidos como los heridos han sido por
completo indemnizados, y si el dinero en
modo alguno compensa el dolor y el
sufrimiento, tampoco que mi patrocinado
ingresara en prisión traería beneficio
alguno a los fallecidos o a los heridos, pero
sí supondría la quiebra personal y
profesional de un ciudadano, la ruina de
una familia y el dolor inmenso de una niña».
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