IÑAKI ELLAKURÍA – Barcelona
El Partido Popular catalán ha situado la inmigración en el centro del debate de la campaña electoral, granjeándose por ello numerosas críticas. Ayer dio una vuelta de tuerca más a esa política y Alicia Sánchez-Camacho acusó a CiU de haber favorecido durante los 23 años de pujolismo la inmigración musulmana frente a la de origen hispano. ¿Los motivos? Frenar el auge de los castellanohablantes “para que no perjudicase su proyecto de construcción nacionalista”.

Sánchez-Camacho sustentó su denuncia con datos: señaló que el 40% de la inmigración extracomunitaria en Catalunya proviene de países musulmanes, una circunstancia que, a su juicio, no se reproduce en el resto de las comunidades autónomas.

Una particularidad que en algunos casos está planteando “problemas de integración”, sostuvo Sánchez-Camacho. La dirigente del PP catalán sostuvo que los inmigrantes procedentes de Hispanoamérica generalmente se adaptan mejor a los usos y costumbres de la sociedad catalana que que los arribados desde países musulmanes. “Cuestión de valores”, apuntó. Como ejemplo de ello puso los conflictos surgidos en torno al uso del burka.

Frente a este supuesto escenario social, Sánchez-Camacho volvió a reclamar políticas de mano dura con la inmigración, con un mayor control de las fronteras, del padrón municipal, y una mayor exigencia a los inmigrantes para que se integren.

La acusación de Sánchez-Camacho recibió la pronta respuesta de CiU. Su portavoz adjunto en el Parlament, Josep Maria Pelegrí, negó “con rotundidad” que el president Jordi Pujol castigara la inmigración de origen hispano durante los 23 años que estuvo al frente de la Generalitat. “Si alguien se atreve a decir esto es porque, simplemente, no sabe lo que dice”, afirmó Pelegrí.