La Policía Local de Crevillent impidió la madrugada de ayer que un hombre consumara el segundo crimen machista en poco más de 48 horas en la provincia. Los policías irrumpieron en una vivienda de la calle Salvador Mas, muy cerca del centro del municipio, y redujeron al agresor cuando estrangulaba a su esposa en el suelo, según informaron a este diario fuentes municipales.

Todo sucedió sobre la una, cuando el teléfono de emergencias de la Generalitat, el 112, recibió la llamada de un vecino – un familiar del sospechoso, según otras fuentes – donde se alertaba de que una mujer estaba dando gritos y pidiendo auxilio.

La rápida actuación de los policías locales, que llegaron a tiempo, evitó lo peor. El detenido, de 64 años, no opuso resistencia a su arresto y fue conducido a dependencias de la Guardia Civil de Crevillent, que se ha hecho cargo de la investigación.

La mujer, por su parte, fue atendida de los síntomas de asfixia que presentaba por personal de una ambulancia del Samu y trasladada después por otra del Soporte Vital Básico (SVB) al Hospital del Vinalopó Doctor Mas Magro, en Elche.

Una vez fuera de peligro, ayer a mediodía, la víctima fue acompañada por dos guardias civiles hasta su vivienda y luego conducida al cuartel del municipio para que prestara declaración como testigo.

Al parecer, nunca antes había interpuesto una denuncia por malos tratos contra su compañero sentimental. El presunto maltratador debe ser interrogado por el Instituto Armado como sospechoso de un delito de homicidio en grado de tentativa y puesto en los próximos días a disposición del juzgado de guardia de Elche.

Los episodios de violencia de género se suceden en la provincia y en toda la Comunitat. La lucha contra este problema no está logrando unos resultados satisfactorios. Muchas mujeres siguen muriendo a manos de sus compañeros sentimentales. Hasta la fecha seis féminas han sido presuntamente asesinadas por sus parejas o ex parejas en la Comunitat Valenciana. La última, Rosa, murió el miércoles en Benejúzar. Otras cinco mujeres, asesinadas en Atzeneta del Maestrat, Alicante, Museros, Pilar de la Horadada y Moncofa, le preceden en la lista negra de homicidios.

El caso más reciente, esta misma semana, es el de Rosa, una «gitana guapa» como la definían sus vecinos, jumillana de 49 años, vendedora ambulante de cortinas y telas en los mercados de la Vega Baja, se convirtió el pasado miércoles en la tercera víctima mortal de la violencia de género este año en la provincia de Alicante.

Su marido le descerrajó dos disparos en la cabeza y luego se quitó la vida con la misma pistola en el salón de su casa de Benejúzar. Un mes antes, en una carta, había anunciado sus intenciones.

Juan Moreno, de 55 años y natural de Monforte del Cid, justificaba en ese escrito su decisión por la pertenencia de su esposa a la Iglesia Evangelista. No soportaba que tanto ella como sus cinco hijos colaboraran con esta fe que profesan muchos miembros de la etnia gitana porque la consideraba una «secta».

En junio del pasado año una jubilada alemana fue asesinada a golpes, presuntamente por un compatriota con quien mantenía una relación y regentaba un bar, en una urbanización de Pilar de la Horadada. Aunque en un principio se especuló con que el móvil pudiera ser económico, por desavenencias en la gestión del establecimiento, quedó descartado. El 11 de abril, un argelino asesinó a su ex mujer, Fátima Belhouari, en un pub de Alicante e hirió al joven que la acompañaba para huir después a su país, donde fue arrestado por los gendarmes.

Esta misma semana LAS PROVINCIAS informaba de que medio millar de mujeres se han visto obligadas en los últimos años a cambiar de domicilio por miedo a sus agresores. Además, se hacía público un informe que revela que la mitad de los asesinos de sus parejas se entregan a la Policía para beneficiarse de una reducción de condena.