En el Vaticano ahora se habla árabe
Arranca el sínodo que analizará la situación de las minorías cristianas en Oriente Próximo
El Mundo, , 12-10-2010No es frecuente oír hablar árabe en el Vaticano. Pero en las próximas dos semanas se escuchará. El árabe es, junto con el francés, el inglés y el italiano, una de las lenguas oficiales del sínodo que, desde el domingo y hasta el próximo día 24, reúne en la Santa Sede a 180 obispos de Oriente Próximo para analizar la situación de los cristianos en esa zona del mundo en conflicto perpetuo. Y no sólo….
Los líderes católicos de esa agitada área discutirán también asuntos de alto voltaje político, como la libertad religiosa o la libertad de conciencia (incluyendo el derecho a cambiar de religión) y las restricciones a estos derechos que imponen muchos países de Oriente Próximo.
Ayer mismo, y como aperitivo, monseñor Antonio Naguib, relator general del sínodo y patriarca de la Iglesia copto-católica de Egipto, dedicó duras palabras de condena a la ley recientemente aprobada por el Gobierno de Tel Aviv y según la cual los ciudadanos israelíes, sean de la religión que sean, deberán jurar fidelidad no al Estado de Israel, como hasta ahora, sino al «Estado judío y democrático de Israel».
«Es una gran contradicción. No se puede afirmar públicamente que se es un Estado democrático y al mismo tiempo decir que en una democracia se impone una cosa de este tipo», se quejaba Naguib.
Y ese no es el único asunto controvertido que los obispos de Oriente Próximo analizarán en su primer encuentro en Roma. También dedicarán bastante tiempo a debatir el impacto que los 63 años de conflicto entre israelíes y palestinos están teniendo en los cristianos.
Asimismo, examinarán las con frecuencia tensas relaciones entre cristianos y musulmanes en la zona, y la amenaza que para la convivencia entre ambas religiones suponen tanto los fundamentalistas musulmanes como los cristianos. Y se plantearán si es posible un diálogo con los representantes en la zona del islam moderado. De hecho, participarán en el sínodo dos importantes representantes del islam: Muhammad al Sammak, consejero político del Gran Muftí del Líbano (en representación de los musulmanes suníes) y el ayatolá Seyed Mostafa Mohaghegh Ahmadabadi, profesor en la Facultad de Derecho en la Universidad Shahid Beheshti de Teherán y miembro de la Academia Iraní de Ciencias (en representación de los musulmanes chiíes).
Situaciones de peligro
Han sido los propios obispos de Oriente Próximo los que han solicitado la celebración de este sínodo, alarmados por la fuerte caída experimentada en el último cuarto de siglo del número de cristianos en la zona, que ha pasado de 25 millones a los actuales 20.
«En todo Oriente Próximo, entendiendo como tal además de Jerusalén y los territorios palestinos los Estados de Arabia Saudí, Bahrein, Chipre, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Jordania, Irán, Iraq, Israel, Kuwait, el Líbano, Omán, Qatar, Siria, Turquía y Yemen, viven 356 millones de personas, de las cuales 5,7 millones son católicos, lo que representa el 1,6% de la población. El número aproximado de cristianos ronda los 20 millones, es decir, el 5,62% de la población», señala el arzobispo Nikola Eterovic, secretario general de este sínodo.
Roma- Pero, además de ser una minoría, muchas veces los católicos y cristianos se enfrentan en Oriente Próximo a grandes dificultades y, en ocasiones, a situaciones de auténtico peligro. Nada nuevo en realidad: así ha sido en buena parte de los 20 siglos que llevan en esa parte del mundo.
Y aunque es cierto que en los últimos años se ha experimentado un éxodo de cristianos que han abandonado Oriente Próximo, también han llegado a la zona cientos de miles de trabajadores inmigrantes , muchos de ellos cristianos procedentes de Asia o de otras partes del mundo. «Pero con frecuencia esos inmigrantes se encuentran en situaciones trágicas donde la Iglesia no puede hacer mucho», señala el documento de trabajo del sínodo, que con sus dos semanas de duración será el más breve celebrado nunca.
«Dada la situación tan compleja en Oriente Próximo, no se ha querido retener por mucho tiempo a los pastores lejos de sus rebaños», en palabras del arzobispo Eterovic.
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