El azote holandés de los musulmanes

El Correo, IVIA UGALDE, 11-10-2010

«Yo quiero ser primer ministro». Con esa rotundidad, Geert Wilders, el ultraderechista antimusulmán holandés y líder del Partido por la Libertad (PVV), mostraba sin cortapisas ya en marzo de 2009 el calado de sus ambiciones. No consiguió su sueño en las elecciones de junio, pero los resultados constituyeron una victoria sin precedentes para su formación. En tan solo cuatro años, el PVV ha pasado de 9 a 24 escaños en el Parlamento y Wilders se ha convertido así en una figura política decisiva para la formación de Ejecutivo en un país donde su sello de tolerancia y aperturismo era embestido con un volantazo de la derecha más radical.

La unión de los 31 diputados del Partido Popular de la Libertad y la Democracia (VVD) a los 21 representantes de la Llamada Democristiana (CDA) arrojaba una cifra insuficiente para alcanzar la gobernabilidad en un Congreso de 150 asientos. El apoyo de Wilders era, por tanto, imprescindible para obtener la mayoría y sellar el pacto de las dos principales fuerzas políticas, 111 días después de los comicios. El respaldo de los ultraderechistas precisó, sin embargo, de un suculento manjar de concesiones entre los que figura un fuerte endurecimiento de la política contra los inmigrantes y la prohibición general del burka en los Países Bajos.

«Nadie podrá ya ningunearnos. Holanda ha votado por menos islam, menos inmigración y más seguridad. Lo sabíamos y el elector también. Es un día fantástico para nuestro Partido por la Libertad y glorioso para Holanda», proclamaba Wilders al conocer la cuantiosa suma de votos cosechados. Sus palabras auguraban el importante papel que le correspondería jugar gracias a la popularidad y centralidad política alcanzada en Amsterdam.

La islamofobia visceral del difunto y carismático líder holandés Pim Fortuyn define con exactitud el discurso de Wilders, quien ha retomado como referencia las tesis del político para labrar su camino al éxito. El asesinato de Fortuyn a ocho días de celebrarse los comicios legislativos de 2002 catapultó a la ultraderecha – antes una formación ruidosa pero casi invisible para la sociedad holandesa – a un ascenso meteórico. La actitud políticamente incorrecta de Fortuyn y su agresividad verbal han sido emuladas al detalle por Wilders en su deseo de conseguir una equivalente notoriedad pública.

Cortometraje

‘Fitna’, un cortometraje creado por el jefe del PVV y difundido en Internet en 2008, constituye el arma más potente con la que cuenta Wilders para volcar su animadversión hacia los musulmanes. Pero también es la principal prueba que lo ha llevado actualmente a sentarse en el banquillo de los acusados. Se le juzga por incitación al odio y discriminación al mundo islámico después equiparar el Corán con el ’Mein Kampf ’de Adolf Hitler.

El ultraderechista, que a raíz de un fallido atentado en 2004 se rodea de fuertes medidas de seguridad, también ha vertido improperios a Mahoma, a quien califica de «bárbaro, asesino en masa y pederasta». Asimismo, manifestó sin reservas ante el Congreso: «El islam es el caballo de Troya en Europa. ¿Dónde terminará todo esto si no paramos la islamización?».

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