«La expulsión de gitanos ha dañado gravemente la reputación de Francia»

El Correo, MÓNICA BERGÓS, 10-10-2010

Thomas Hammarberg – Örnsköldsvik (Suecia), 1942) – , comisario europeo de Derechos Humanos, ha sido una de las voces más críticas contra las deportaciones de gitanos rumanos llevadas a cabo por el Gobierno de Nicolas Sarkozy. Esta semana ha participado en Barcelona en la Conferencia Europea del Instituto Internacional del Ombudsman (IOI), desde donde alertó del giro xenófobo, que a su juicio, toma la Unión Europea y recordó que «los Derechos Humanos son universales y deben respetar a las minorías». Hammarberg concedió esta entrevista en la capilla de Santa Ágata en Barcelona, donde se celebró parte del encuentro internacional de defensores del pueblo.

- La Comisión Europea (CE) no ha sancionado finalmente a Francia por las deportaciones de gitanos rumanos ¿Ha sido demasiada blanda con el país galo?

- Sinceramente yo esperaba que la Comisión llamaría la atención a Francia por los discursos discriminatorios contra los rumanos, a quienes algunos miembros del Ejecutivo galo han identificado como un grupo de criminales. Son acusaciones muy graves que merecen un debate, más allá del incumplimiento de la normativa de libertad de movimiento dentro de la Unión Europea.

- ¿Cómo interpreta ese cambio de actitud final de la CE hacia Francia?

- Entiendo que querían llegar a un acuerdo y no llevar la confrontación a los tribunales. En cualquier caso espero que lo acontecido en el país galo conduzca a un proceso de debate para asegurarnos de que no volverán a producirse acusaciones tan graves contra una minoría.

- ¿Ha sido una victoria de Francia sobre la Comisión?

- No lo interpreto así. Francia ha visto gravemente dañada su histórica reputación como país estandarte de los Derechos Humanos. No creo que el Gobierno francés saque nada bueno de esto, más bien todo lo contrario.

- ¿Cómo se explica entonces que Sarkozy haya ganado en popularidad desde las deportaciones de los gitanos rumanos?

- Vamos a ver qué pasa en el futuro, pero lo que es innegable es que el ataque indiscriminado hacia los rumanos es injustificable, más allá de que pueda despertar simpatías entre ciertos sectores de la población.

- Usted ha comparado la retórica política del Gobierno francés contra los gitanos con la utilizada por los nazis y regímenes fascistas. ¿Volvería a hacer ahora esa afirmación?

- Sí, lo que quería decir es que ese tipo de discurso que estigmatiza a los rumanos encaja en la retórica de los grupos de extrema derecha. Me reafirmo en esta idea porque creo que los políticos franceses no han demostrado una pizca de responsabilidad sobre esta delicada cuestión.

- A la vicepresidenta de la CE Vivianne Reding le llovieron todo tipo de críticas por relacionar la expulsión de los rumanos con el nazismo. ¿Cree justificadas esas acusaciones?

- Creo que sus palabras no han sido bien interpretadas porque ella no dijo que los franceses hayan actuado igual que Hitler. A mi juicio quiso advertir de que un ataque deliberado contra una minoría encierra graves peligros, como quedó demostrado durante la Segunda Guerra Mundial. Teniendo en cuenta esta interpretación, encuentro que sus palabras fueron completamente aceptables.

- Usted es sueco. ¿Cómo explica que un partido abiertamente xenófobo, los ‘Demócratas Suecos’, haya irrumpido en el Parlamento de su país?

- Estoy convencido de que muchos de los ciudadanos que votaron a este partido, de origen neonazi, no sabían realmente lo que estaban haciendo. En realidad querían emitir un voto de castigo contra la clase política, que siente cada vez más distanciada de los problemas reales de la población.

- ¿Estamos presenciando un giro xenófobo de la Unión Europea?

- Sí, y es muy preocupante. Lo interpreto como una reacción ante la crisis económica. Con el desempleo por las nubes, los ciudadanos temen que los inmigrantes puedan arrebatarles sus puestos de trabajo. Pero no es un análisis correcto de la situación.

- ¿Qué puede hacer como comisario europeo de Derechos Humanos para revertir esta tendencia?

- Apelo a la responsabilidad de los políticos, que demuestran que no están suficientemente comprometidos con la defensa de los Derechos Humanos más básicos. Los partidos democráticos deberían ignorar el discurso de las formaciones de extrema derecha, en lugar de incorporar parte de sus propuestas a sus programas políticos con fines electorales, porque lo único que conseguirán con esas estrategias erróneas es legitimar a esos grupos radicales.

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