Después de una década de crecimiento acelerado, Catalunya entrará en una fase de estancamiento que se prolongará al menos diez años, según las proyecciones a corto plazo del Instituto Nacional de Estadística (INE). En el año 2020, el crecimiento natural de la población (la diferencia entre nacimientos y muertes) será tan sólo de 6.944 personas y el saldo migratorio (inmigrantes menos emigrantes) será negativo, de -2.312, por lo que prácticamente se estará en un crecimiento cero.

Según los datos que el INE hizo públicos ayer, en el global del periodo 2010-2019 habrá tres comunidades autónomas que presentarán un saldo exterior negativo: Catalunya, País Vasco y La Rioja, siendo especialmente significativo el caso de Catalunya, que perderá unos 73.000 habitantes. En cambio, Andalucía, Madrid y Canarias seguirán teniendo un saldo positivo que estará por encima de los cien mil habitantes. Según estas previsiones, habrá también una cierta redistribución de los inmigrantes entre las distintas comunidades, de tal modo que en Catalunya, Canarias, Islas Baleares, Madrid, Murcia y País Vasco habrá flujos hacia otras comunidades.

Hay cinco comunidades donde la población decrecerá. Asturias, País Vasco, Castilla y León, Galicia y La Rioja.

En el conjunto de España, el crecimiento se va a ralentizar. Si entre el 2000 y el 2010 se creció en 5,9 millones de habitantes, entre el 2010 y el 2019 sólo se hará en 1,2 millones. Y ese crecimiento se basa en la hipótesis de que la llegada de inmigrantes se estabilizará en unos 460.000 personas anuales, una cifra que otros expertos ponen en duda ya que piensan que puede reducirse ligeramente, a la par que crece la de emigrantes que regresan a sus países de origen. Basta con ver lo que ha pasado en Catalunya. Según los datos del Institut d´Estadística de Catalunya (Idescat), en el año 2007 entraron procedentes del exterior 201.000 personas y se fueron 67.000, con un saldo positivo de 134.000 personas. Pero dos años después, el volumen de entradas se había reducido a 125.000 y el de salidas había crecido hasta 111.000, con lo que el saldo se reduce ya a 14.000.

Las causas de ese cambio de tendencia cabe situarlas también en la caída del número de nacimientos en toda España. Tras el máximo alcanzado en el 2008 con 518.503 nacimientos (la cifra más alta desde 1981) habrá un descenso paulatino. Este descenso viene determinado por la estructura poblacional, al entrar en edad fértil la generación de mujeres menos numerosas debido a la crisis de la natalidad de los años 80 y principios de los 90. Y ello se produce pese a un ligero aumento de la fecundidad.

Por otro lado, el aumento de las defunciones debido al progresivo envejecimiento de la población hace que, pese a la mejora de la esperanza de vida, el crecimiento natural de la población en España se reduzca paulatinamente. Tras alcanzar un máximo de 134.305 habitantes en el año 2008, se quedará en tan sólo 6.180 en el 2019. Todo ello lleva al INE a augurar que dentro de diez años España tendrá poco más de 47,2 millones de habitantes y una cifra récord de mayores de 65 años: casi el 30%