CRÍTICA DE CINE MIGUEL URABAYEN
Mariachi de arma blanca MACHETE
Diario de Navarra, , 07-10-2010R OBERT Rodríguez tenía 24 años al realizar El mariachi, su primer largometraje, estrenado en 1992. Como ninguna productora cinematográfica conocía al joven texano (nació en San Antonio, de ascendencia mexicana), el nuevo cineasta debió administrar con mucho cuidado los 7.000 dólares que había reunido para rodar su película.
Título original: Machete,USA. 2010. Duración: 1 hora y 45 minutos. Directores: Robert Rodríguez y Ethan Maniquís. Guión: Robert Rodríguez y Alvaro Rodríguez. Fotografía: Jimmy Lindsey. Montaje: Robert Rodríguez y Rebecca Rodríguez. Música: Chingón. Intérpretes principales: Danny Trejo (Machete Cortez), Cheech Marin (Padre, hermano de Machete), Michelle Rodríguez (Luz), Jessica Alba (Sartana Rivera, oficial de Inmigración), Robert de Niro (Senador John McLoughlin), Steven Seagal (Tórrez), Jeff Fahey (Michael Booth), Lindsay Lohan (April, hija de Booth), Don Johnson (Von Jackson).
Eso explica que los intérpretes fueran amigos suyos (el protagonista era un ex – compañero de colegio) y que él mismo escribiera el guión, se encargase de la cámara, del montaje y de otros aspectos del rodaje.
Lo extraordinario de su caso no está sólo en ese esfuerzo personal sino en el éxito de público y de crítica que obtuvo El mariachi en cuanto se proyecto en las pantallas norteamericanas y las de otros países. Ese inesperado triunfo permitió a Rodriguez presentar tres años más tarde la segunda película de su filmografía, Desperado, con reparto de actores profesionales (el protagonista fue Antonio Banderas) gracias a un presupuesto de 7 millones de dólares, es decir, el anterior multiplicado por 1.000.
La película era casi una repetición de la primera pero fue vista por mucha más gente y obtuvo 25 millones en las taquillas. Con ese resultado la carrera cinematográfica de Rodríguez quedaba asegurada. Desde entonces ha realizado una docena de obras, incluido un tercer golpe a El mariachi, la trilogía de Spy Kids y otros títulos, algunos en colaboración con Quentin Tarantino. Hoy día el nombre de Robert Rodríguez como director indica obras de mucha acción violenta.
Aun recordando todo eso, Machete puede sorprender al aficionado por sus brutales y sangrientas luchas. El prólogo avisa sobre la violencia de la película al mostrar cómo el protagonista defiende su casa del ataque de un numeroso grupo de asesinos – ¿quince, veinte? – dirigidos por un narcotraficante que quiere acabar con él y con su familia. Esa tremenda lucha presenta a Machete, experto con toda clase de armas cortantes, y sus esfuerzos por evitar su propia muerte y la de su mujer. No conseguirá salvarla y cuando empieza la película vemos al protagonista, meses o años más tarde, en la zona fronteriza de Texas con México.
Venganza
Por cierto, no se sabe cómo Machete, inmovilizado en el suelo, pudo escapar de su casa incendiada con lanzallamas. Pero da lo mismo. La finalidad del prólogo era justificar sus deseos de venganza. Que, naturalmente, va a ser muy violenta. Aunque así lo supongamos, hace falta la fantasía de Rodríguez para imaginar los detalles en varias de las muertes que van jalonando su película. Dada la rapidez con que suceden no hay tiempo de contarlas pero en total, incluyendo la matanza final, pueden superar las treinta o cuarenta.
Lástima. Rodríguez podía haber hecho una obra menos sangrienta y más importante si hubiera tratado la inmigración de México a Estados Unidos con mayor seriedad. En Machete sólo muestra villanos norteamericanos y víctimas mexicanas que se rebelan contra su situación de “sin papeles”. En vez de acudir a su desbocada imaginación, el director y guionista (aquí con su primo Álvaro) podía haber ofrecido la misma película pero con más verosimilitud, descargando a la intriga de las enormes exageraciones que la hacen absurda.
Lo curioso es que tal como está haya podido interesar a Robert de Niro para el papel del muy villano senador McLoughlin. No me explico cómo ha podido aceptar la película y su papel. Por dinero no será porque él gana mucho incluso interviniendo en malas comedias. Simplemente, se ha equivocado. Un gran error que desluce su larga filmografía.
Otro actor conocido que también ha aceptado la película y su papel de archivillano es Steven Seagal a quien los aficionados a las películas de acción hemos soportado por su dominio del aikido (7º Dan) y otras artes marciales. Su progresiva obesidad la ha ido disimulando con el empleo de ropa muy amplia, pero hoy día es tan evidente que ya no puede ocultarla. Al combinarse con su altura de 1,93 se convierte en un hombre de gran tamaño, como vemos en “Machete”. Sigue siendo, en mi opinión, el peor de los actores expertos en artes marciales.
Danny Trejo
Al contrario que los dos citados, el protagonista era escasamente conocido. Al menos, pocos aficionados recordaban su nombre, Danny Trejo. Sin embargo, su duro rostro había quedado en nuestra memoria por haberle visto en breves papeles de muchas películas de acción. Esta es la primera en la que encabeza el reparto.
Ha sido un largo camino. Drogadicto y delincuente en su adolescencia y juventud, Trejo entró y salió de diversas prisiones una decena de veces. Mientras cumplía su pena en la de San Quintín ganó el campeonato de boxeo de la cárcel y eso hizo que, una vez libre y rehabilitado, por una relación casual fuera contratado como extra e instructor de boxeo de Eric Roberts en El tren del infierno (Andrei Konchalovsky, 1985). A partir de ahí, su rostro y fuerte aspecto se aprovechó en más de un centenar de películas, casi siempre como asesino o criminal.
Rodríguez le había tenido en una de las tres Spy Kids donde aparecía con el nombre de Machete. Y le ha llamado para hacerle protagonista de esta primera y las que pueden seguir (la segunda es segura porque queda anunciada al final). Su papel está hecho a medida de su duro aspecto y uno admira lo fuerte que sigue siendo. Nadie lo diría pero tiene 66 años (nació en Los Angeles en mayo de 1944). Además de verle luchar contra varios enemigos a la vez, la fantasía de Rodríguez hace que también sea atractivo para las mujeres que le rodean (Michelle Rodríguez – sin parentesco con Robert – Jessica Alba y Lindsay Lohan).
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