Hvenido usted a alzar la voz contra la tristemente célebre ley de inmigración de Arizona porque vulnera tanto los derechos humanos como la Constitución de los Estados Unidos.
-Así es. La Constitución de Estados unidos establece que las cuestiones de emigración son competencia exclusiva de las autoridades federales. Y prohíbe expresamente que las autoridades estatales y municipales se metan en cualquier cuestión legislativa relacionada con esa materia. Entonces, la Ley de Arizona, por definición, viola la Constitución de Estados Unidos. Pero además viola los derechos humanos porque da facultades a los policías para arrestar y expulsar a personas por su apariencia. Es el llamado «police profiling». Y, claro, el elemento más conspicuo de las apariencias es el color de la piel.
-¿Racismo institucionalizado?
-Sí. Es racismo porque una característica racial se convierte en criterio para detener a la persona.
-Le han llovido críticas por comparar esas prácticas con el nazismo.
-Bueno, yo lo que hice fue la comparación entre las facultades que da a la Policía la ley de Arizona con las leyes de Nuremberg, no comparé a la sociedad nazi con la de ahora ni nada de eso, sino las legislaciones específicamente. Y en concreto, ese elemento de la legislación.
-Pero si esa normativa va contra la Carta Magna de Estados Unidos, ¿por qué sigue adelante? Una democracia fuerte debería contar con mecanismos para impedirlo.
-Los hay, pero no son suficientes. Esto es algo que tiene mucho de coyuntural por la crisis económica. Yo no estoy en contra del principio de que los países son soberanos para emitir sus reglas de inmigración; pero los países en su soberanía se han comprometido a respetar los derechos humanos, luego no pueden hacer leyes de inmigración que los violen.
-Asegura también que cuanto se lleva a cabo contra los mexicanos en Estados Unidos se perpetra en México contra los centroamericanos.
-Se produce el mismo problema de violación de los derechos humanos. En México, igual o peor que en los Estados Unidos.
-¿Peor?
-¡Peor porque hay más muertos! La fosa de Tamaulipas es ilustrativa.Se producen estas matanzas, y con impunidad, que es la parte más lacerante…
-Es usted tan elocuente que dudo de que se le tenga por profeta en su tierra.
- Yo me he comprometido a decir las cosas con la verdad de lo que veo, y de lo que recojo en mis visitas. Me da mucha pena, pero lo digo como lo vivo.
-En un cometido como el suyo despertaría grandes expectativas la llegada de Barack Obama a la Casa Blanca.
-Y pasado un tiempo hay cierto grado de desilusión, porque en la práctica las estadísticas sobre expulsiones de emigrantes han aumentado con Obama, en lugar de ocurrir lo opuesto, como suponíamos que iba a pasar. ¡Está echando a más inmigrantes que Bush!
-Y Nicolas Sarkozy no desiste de depurar a los gitanos.
-Con ello responde a los deseos de ciertos sectores de la sociedad. Pero eso no justifica una orientación contraria a la tradición democrática y humanista de Francia. Francia está aceptando hacer una discriminación selectiva de una etnia, y eso es lamentable.
-En inmigración, el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero ha pasado de la manga ancha al cerrojazo. ¿Incongruencia?
-Estas cosas nunca son blanco y negro, siempre tienen matices. Y la coyuntura marca mucho.
-¿Cree que la sociedad española secunda esa tendencia crecientemente restrictiva?
-En general, se puede calificar positivamente a España como un país sensible a la inmigración, por la propia tradición de emigración de ustedes. Hay un apoyo amplio de la población española a los inmigrantes . Y por eso de la propia sociedad brotan críticas al Gobierno socialista por sus últimas medidas. Por ejemplo, por haber adoptado la llamada directiva de retorno del Parlamento Europeo.