SILVIA HINOJOSA – Barcelona
Combatir el miedo al inmigrante y fomentar su integración en las sociedades europeas fue la premisa bajo la que arrancó ayer la asamblea del Instituto Internacional del Ombudsman, en la capilla de Santa Àgata. Con la Barcelona romana bajo sus pies, 53 defensores estatales y regionales europeos se reunieron para abordar los derechos de los inmigrantes y cómo hacer que su institución llegue a los más vulnerables, “los sin papeles,explotados por sus empleadores y por los dueños de su vivienda”, planteó el comisario europeo de Derechos Humanos, Thomas Hammarberg.

El Síndic de Greuges, Rafael Ribó, anfitrión de las jornadas, expuso que en Catalunya los inmigrantes en situación legal delinquen menos que los autóctonos, y el president José Montilla defendió el control a las administraciones. Se echó en falta a la Defensora del Pueblo, justo el día en que el Tribunal Constitucional admitía a trámite su recurso contra la ley catalana de Acogida.