El proceso contra el islamófobo holandés por incitación al odio y discriminación prueba el límite de la libertad de expresión

Un juicio más allá de Wilders

La Vanguardia, , 05-10-2010

BEATRIZ NAVARRO – Bruselas. Corresponsal
Son “días extraños” para el político islamófobo Geert Wilders. Lleva meses implicado en las conversaciones de Gobierno en Holanda y al final del día, en lugar de relajarse como hacían otros, debe dedicarse a su “otro trabajo: ser objeto de este largo proceso”, explicó ayer con aire contrariado al tribunal de Amsterdam que lo juzga por insultar a los musulmanes e incitación al odio racial.

“Formalmente, se juzga a mi persona pero conmigo también se está juzgando la libertad de expresión de muchos holandeses”, afirmó. Muchos reflexionan estos días sobre la frase del juez estadounidense Wendell Holmes en 1919: “No se puede gritar falsamente ¡fuego, fuego!”. Wilders no entrará en el debate: por consejo de su abogado, se acogerá a su derecho a guardar silencio. Aunque es una figura extremadamente polarizadora, quienes le defienden y quienes le critican están de acuerdo en que este juicio trasciende a su persona.

“Es más grande que Wilders, sí”, afirma Ybo Buruma, experto en derecho penal y profesor de la Universidad Radboud, de Nijmegen. “Es como el caso de Le Pen en Francia, cuando se estableció que se podía castigar a un político por incitación al odio. Además, Wilders está a punto de convertirse en uno de los socios más importantes de la nueva coalición de Gobierno”. Su línea de defensa, guardar silencio, le ha sorprendido. “Era más previsible que defendiera que la libertad de expresión le ampara para decir sus opiniones”, explica Buruma.

Así, aunque Wilders no reniega de sus palabras, será la acusación quien tendrá que demostrar que fue él quien dijo las frases aparecidas en los medios en el 2007 y el 2008 y que movieron a varias asociaciones de inmigrantes y estudiantes de Derecho a denunciarlo. En un artículo de opinión en el diario De Volkskrant titulado “Basta ya, prohibamos el Corán”, compara el libro sagrado de los musulmanes con el Mein Kampf,vetado en Holanda: “El Corán es un libro que incita a la violencia y al odio y no tiene lugar en nuestro orden legal”. En otro momento dijo que “el islam no es una religión, sino la ideología de una cultura retardada”.

Sobre el cargo de incitación al odio y la discriminación, opina Buruma, “es posible que los jueces se inclinen por decir que la libertad de expresión es más importante que el hecho de que los musulmanes puedan sentirse ofendidos”. Más abierto ve el veredicto sobre si Wilders incitó o no al odio racial y a la discriminación con estas palabras. “Frases como la comparación del Corán con un libro nazi son muy fuertes”, señala este experto.

El juicio podría sufrir un nuevo retraso ya que ayer la defensa de este político de meteórica carrera solicitó la recusación de los tres jueces del tribunal a raíz de un comentario que su presidente dejó caer cuando Wilders anunció que guardará silencio. Jan Moors sugirió que Wilders es experto en tirar la piedra y esconder la mano, en rehuir el debate sobre sus proclamas. “Parece que hoy ha vuelto a hacerlo”, dijo. Los jueces se pronunciarán hoy sobre la recusación. Si el tribunal es renovado, el proceso se alargará varios meses más. Si no, habrá sentencia el 4 de noviembre.

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