Resaca del asalto a la valla

La frontera se ha hecho hérmética cuando se cumple un lustro de la avalancha en la frontera de Ceuta y Melilla con Marruecos

ABC, RABAT / MELILLA, 27-09-2010

«Recuerdo a los amigos que se perdieron aquellos días. A Fadiga en el hospital de Tetuán, a otros colgados en las vallas. Al congoleño Pepe con su tiro en el pie. También a los hijos de Charlotte, que nunca volvieron a aparecer». Cuando Helena Maleno, activista española que martillea conciencias desde Tánger, echa la vista atrás, lo que más le pesa en el quinto aniversario de la crisis de las vallas de Ceuta y Melilla son las ausencias, los que nunca más volverán a intentar atravesar la frontera.
¿Qué ha pasado desde 2005 en la frontera que separa España de Marruecos? ¿Por qué no ha habido más asaltos masivos? «La frontera es más hermética», afirma Hicham Rachidi, presidente del grupo antirracista marroquí Gadem. Muchos de los que optaban por la vía del Estrecho de Gibraltar eligen otras alternativas. La primera fue la vía de los cayucos desde Mauritania y Senegal hacia Canarias. Después muchos se unieron a la ruta que va de Libia hacia Italia o incluso optaron por la entrada a Europa por Grecia. En Marruecos hay ahora más mujeres y niños emigrantes y las autoridades marroquíes los respetan más, pues ya no se llevan a cabo detenciones y deportaciones masivas, como ocurría hasta 2005. Además, la sociedad civil marroquí ha madurado.
«Las migraciones se han urbanizado y feminizado. Hay una tolerancia de los emigrantes en las grandes ciudades lejos de las zonas calientes y fronterizas», como las inmediaciones de las dos ciudades autónomas españolas o Uxda, a las puertas de Argelia, señala Helena Maleno. «Desde 2006 no ha habido ninguna deportación en masa, aunque el goteo continúa hacia la frontera argelina».
«La guerra continua» en Marruecos, donde «las circulares del Ministerio del Interior están por encima de la ley», se queja Hicham Rachidi. «En lugar de detener 1.500 ó 2.000 de golpe lo hacen de diez en diez, pero el balance tras los 365 días del año es el mismo». Eso sí, añade, «las mujeres y los menores están menos preocupados que antes, pues los detienen menos que en 2005».
«Hay cierta movilización de la sociedad civil más allá de la ayuda de urgencia y ahora se aborda el problema más desde el punto de vista jurídico», dice el presidente de Gadem, que en 2009 presentó el primer estudio de este tipo. A pesar de todo, puntualiza Maleno, «falta mucho para que haya un cambio hacia un trabajo con los emigrantes como sujeto de derecho».
En general, aunque no hay cifras oficiales, la presencia de irregulares ha descendido. «El número de emigrantes que usan redes coyunturales para pasar a Europa ha descendido» pero «de forma perversa nuestro control migratorio ha conseguido que se desarrollen y se hagan más fuertes las redes de trata» con el consiguiente incremento de la explotación sexual, opina la activista española.
«Los campamentos informales, tal y como los conocíamos, ya no existen», añade. Los más importantes, el de Beliones frente a Ceuta y el de Gurugú frente a Melilla, llegaron a tener varios miles de vecinos que esperaban una oportunidad para saltar la verja española.
Se cumple ahora un lustro del mayor salto de emigrantes vivido por las vallas que separan España de Marruecos. Aquella madrugada del 29 de septiembre de 2005 unos 500 subsaharianos lo intentaron y al menos cinco murieron desangrados en las alambradas o por disparos de las Fuerzas de Seguridad. Madrid y Rabat no han presentado ningún informe oficial que aclare quién apretó el gatillo.

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