Rolando García Coordinador de relaciones internacionales del Instituto Nacional de Inmigración de México
"La migración no se termina ni disminuye por erigir muros, simplemente se hace más peligrosa"
Deia, , 29-09-2010Bilbao. Cientos de miles de mexicanos tratan cada año de cruzar la frontera con Estados Unidos. Otros tantos centroamericanos intentan una peligrosa travesía a través de México para llegar al mismo destino. Tienen un mismo sueño, pero también corren los mismos riesgos. Algunos alcanzan su objetivo, otros se quedan en el camino y muchos son repatriados – Estados Unidos deportó el año pasado a 600.000 mexicanos y centroamericanos, mientras que México envió de vuelta a Centroamérica a 60.000 – . Rolando García advierte de que este flujo no se va a detener mientras las personas se vean obligadas, por las condiciones, a emigrar. Por ello, hace hincapié en la necesidad de una cooperación entre los países de origen, tránsito y destino para hacer frente a la situación.
La masacre de Tamaulipas dejó al descubierto la situación de indefensión en la que se encuentran los inmigrantes a su paso por México. ¿Qué iniciativas se han tomado para hacer frente a esta realidad?
Lo más importante es dar una respuesta regional, la responsabilidad no puede caer sólo en el Gobierno de México. Tiene que haber una cooperación entre los países de origen, los de tránsito y los de destino. Los países de origen no pueden conformarse con abrir la puerta de sus fronteras para despedir a estas personas, que se van porque no encuentran oportunidades. También tenemos que educar al inmigrante, que tiene que ser responsable de su seguridad, lo que implica que una madre no puede viajar con un niño de meses en brazos porque es un trayecto de miles de kilómetros. Tenemos que educar en los riesgos y en la prevención. En la medida en que logremos hacer esto, vamos a tener inmigrantes más educados en sus derechos y en su responsabilidad.
Y luego está el crimen organizado.
El combate también es una responsabilidad de todos. Estas redes son transnacionales, contactan a los inmigrantes en sus pueblos y se los van pasando unos a otros a través de unas redes criminales que están en cada uno de nuestros países. La cooperación en el combate a este delito tiene que mejorar y encontrar mejores vías de compartir información.
¿Se han planteado modificar la ley migratoria para dar mayor protección a las personas de tránsito?
Las comisiones de la Cámara de diputados y la de senadores están trabajando en una iniciativa para una nueva ley de migración. La actual data de los años 70 y no responde a la realidad actual. Hoy en día tenemos que hacer una ley de migración que responda a los flujos y que esté basada en una mayor seguridad y un mayor respeto a los derechos de los inmigrantes.
Varios inmigrantes también han denunciado abusos por parte de los propios funcionarios. ¿Tienen algún tipo de mecanismo de control?
Tenemos que hacer más esfuerzos. Hoy en día, tenemos ya un centro de control de confianza que todas las instituciones de seguridad estamos construyendo. Estos centros de control nos han permitido verificar alrededor del 15% de los funcionarios que trabajan en el Instituto Nacional de Migración. Y esto nos ha dado la posibilidad de poder desechar a funcionarios que no cumplían con los parámetros.
La otra frontera, la norte, tiene también su polémica. ¿Está afectando a los flujos migratorios el aumento de iniciativas y discursos antiinmigrantes en Estados Unidos?
Definitivamente. Aunque los discursos van por un lado y las iniciativas por otro. Tenemos un presidente de los Estados Unidos muy promigratorio pero que, en la realidad, tiene acciones de aumento de las redadas en el interior del país y de un endurecimiento de la política migratoria, principalmente reflejada en el aumento de efectivos de la Patrulla Fronteriza y en las repatriaciones de mexicanos desde el interior. Es decir, ya no son inmigrantes que están tratando de cruzar, sino de personas que llevan años viviendo en Estados Unidos. Estamos viendo, también, una mayor participación de autoridades locales que, tradicionalmente, no ejercían funciones migratorias, pero que hoy tienen una mayor cooperación en las tareas de verificación y control migratorio.
También ha aumentado la seguridad fronteriza. ¿Qué efectos ha tenido sobre la migración?
Ha habido una política de erigir muros. También ha habido iniciativas para crear muros tecnológicos. Pero finalmente ninguno han dado resultado, lo único que ha pasado es que se han desviado los flujos migratorios, la migración no se termina ni se disminuye por estas cuestiones, simplemente se hace más peligrosa.
Así aumenta el número muertos.
Tenemos más de 400 mexicanos muertos cada año en los desiertos, principalmente en los de Arizona, que es la zona menos vigilada.
Arizona es el principal punto de entrada, ¿verdad?
Hoy en día, el desierto de Arizona y la frontera de Sonora, México, son el punto de migración indocumentada más importante para los mexicanos.
Ha criticado la política de muros. En sus reuniones bilaterales con Estados Unidos, ¿qué le plantean?
Enmarcamos la relación en un ámbito de corresponsabilidad. Nosotros tenemos una responsabilidad como país de origen. Desgraciadamente, las condiciones económicas no ofrecen todas las posibilidades que deberían tener los mexicanos y, como consecuencia, migran. Tenemos que crear condiciones de desarrollo, pero mientras tanto, tenemos que hacer que estos flujos migratorios se hagan de forma segura y humana. Esto implica el manejo de las repatriaciones de manera respetuosa a los derechos humanos y hay que hacer énfasis en la no separación de las familias. Muchos mexicanos llevan años en Estados Unidos y han tenido hijos que son estadounidenses. La separación de estas familias cuando hay deportaciones es inhumana.
El tema migratorio está a debate de cara a las elecciones legislativas.
Los hispanos son hoy la minoría mayoritaria y, en consecuencia, serán el factor electoral más importante en las próximas décadas. El partido que logre ganarse el apoyo de esta minoría, será el partido que gobernará Estados Unidos en las próximas décadas sin alternancia. Ninguno lo ha logrado aún.
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