Ropa interior rosa
Gara, , 28-09-2010El desierto, la frontera, los emigrantes, la lucha por la supervivencia y en medio una cárcel al aire libre, una especie de camping del horror, donde «El Follonero» entra acompañado por un carcelero que se va cabreando conforme se le hacen preguntas sencillas, llenas de lógica, pero que cuestionan la legalidad, o la mínima noción humanitaria de tener allí a los presos con traje a rayas, a pleno sol del desierto y con ropa interior rosa. Este detalle tan aparentemente irrelevante se convirtió tras las declaraciones del sheriff en una cuestión básica: es una manera de humillar, de castigar sicológicamente, y entre las argumentaciones dadas por Arpaio para justificar esta caprichosa medida estaban: Que según este monstruo, los calzoncillos blancos, los vendían; que el rosa es un color universal y que a él, personalmente, le parecía horrible, lo que se resume en un «porque a mí me da la gana».
Una realidad muy cruda, una barbaridad, un compendio de actitudes xenófobas, racistas, contra cualquier noción de la declaración de los derechos humanos, que ahí está, a la vista de todos, sin que nadie haga mucho. Se cuentan por cientos los muertos por violencia estructural a lo largo de esa frontera en lo que va de año.
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